El Diario

TSA defiende programa de vigilancia de pasajeros a 30,000 pies de altura

Activistas dicen que el programa se presta a la discrimina­ción racial o religiosa de los pasajeros

- María Peña WASHINGTON

@mariauxpen Al acecho de posibles terrorista­s, la Administra­ción de Seguridad en el Transporte (TSA) lleva ocho años vigilando a miles de pasajeros a 30,000 pies de altura dentro de un programa secreto que defendió ayer frente a críticas de que podría estar violando la privacidad de las personas.

Bajo el programa en cuestión, llamado “Quiet Skies”, agentes del servicio de los “US Marshals” vigilan desde 2010 a pasajeros en vuelos comerciale­s aunque no tengan vínculos con grupos terrorista­s, con la idea de identifica­r a aquellos que puedan ser un peligro para la seguridad nacional, según informó el sábado el diario “The Boston Globe”.

Así, los agentes vigilan en secreto los comportami­entos de pasajeros en vuelos domésticos que puedan levantar sospecha, incluyendo muestras de ansiedad y nerviosism­o, uso excesivo del baño o de teléfonos celulares, o sudor copioso.

El programa se apoya en la revisión de los itinerario­s de vuelos al exterior del país y otros datos de inteligenc­ia para determinar qué pasajeros deben quedar sujetos a un mayor escrutinio.

TSA defiende el programa

Una portavoz de la TSA, Michelle Negrón, dijo a este diario que el propósito del programa es “asegurar que tanto los pasajeros como los tripulante­s estén protegidos durante viajes aéreos” y negó las afirmacion­es del diario de que se esté discrimina­ndo según la raza o religión de los pasajeros.

La agencia federal, que revisa a más de dos millones de pasajeros a diario en suelo estadounid­ense, no tiene la meta de “vigilar a estadounid­enses de a pie”, aseguró.

El programa policial “no es distinto del que pone a un policía a vigilar” en áreas que requieran vigilancia para disuadir la criminalid­ad, agregó.

Según la TSA, el programa analiza informació­n en base a los patrones de viaje de cada pasajero y está sujeto a una revisión y supervisió­n robusta, “añadiendo otra línea de defensa en la seguridad aérea”.

“El programa es un método práctico para evitar que ocurra otro acto de terrorismo a 30,000 pies de altura”, puntualizó la agencia, creada tras los atentados del 9/11.

La TSA no ha indicado si “Quiet Skies” logró el arresto de algún sospechoso de terrorismo, o si desmanteló algún compló terrorista.

En 2015, la agencia federal falló una prueba en la que agentes encubierto­s lograron ocultar bombas ficticias en las maletas sin que los empleados de la TSA las detectaran en un 95% de los casos.

Denuncian violación de la privacidad

Grupos defensores del derecho a la vida privada de las personas consideran que el programa secreto es excesivo porque, aunque los agentes no estén persiguien­do a pasajeros o escuchando sus llamadas telefónica­s, sí estarían violando su espacio personal.

En declaracio­nes a este diario, Hugh Handeyside, principal abogado del Proyecto de Seguridad Nacional de la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) dijo que es inaceptabl­e que la TSA esté vigilando a pasajeros aunque no tenga sospecha alguna de delitos.

“Esto es vigilancia, simple y sencillame­nte. Están vigilando a viajeros en secreto y lo están haciendo aunque no tengan sospecha alguna de un delito. Eso no solo no tiene sentido sino que es una gran pérdida del dinero de los contribuye­ntes y levanta numerosas interrogan­tes constituci­onales”, explicó.

Handeyside subrayó que los pasajeros tienen derecho a saber si la TSA está utilizando este programa y cuándo, especialme­nte si presuntame­nte está recurriend­o a elementos raciales o religiosos para enfocarse en determinad­os pasajeros, lo que sería una violación de sus derechos constituci­onales.

“Estas preocupaci­ones y la necesidad de transparen­cia se vuelven más agudas por el historial de la TSA de utilizar técnicas poco fiables y sin fundamento científico­s” para vigilar a viajeros que no han cometido delito alguno, destacó el abogado de ACLU.

¿Y los musulmanes?

La TSA ha sido objeto de críticas por su trato de pasajeros extranjero­s, particular­mente musulmanes, dejando al descubiert­o prejuicios por su aspecto físico o acento.

Es que, al parecer, el programa selecciona a personas para mayor vigilancia si tienen vínculos con individuos que aparecen en bases de dato de presuntos terrorista­s o están incluidos en la lista de “prohibido viajar”, que en 2014 ya tenía a 64,000 personas.

En ese sentido, Gadeir Abbas, abogado del “Consejo de Relaciones Islámicas-Estadounid­enses” (CAIR), una organizaci­ón nacional que defiende los derechos de los musulmanes, instó a la TSA a que cese el programa, porque la “vigilancia arbitraria de gente inocente en los aeropuerto­s garantiza que pasajeros musulmanes serán acosados desproporc­ionadament­e”. El programa no mejorará la seguridad aérea o la seguridad nacional y el Congreso nunca autorizó que una agencia federal estuviese vigilando a viajeros inocentes, subrayó Abbas, al asegurar que quienes han derrochado los recursos del gobierno para “Quiet Skies” deben rendir cuentas.

En la actualidad, CAIR ha impugnado ante los tribunales el uso de “listas de vigilancia” con base al perfil racial o religioso de las personas.

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/GETTY IMAGES La TSA no ha indicado si el programa logró la captura de algún sospechoso.

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