El Diario

HAY QUE EVALUAR TODO SOBRE KAVANAUGH

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La confirmaci­ón de Brett Kavanaugh a la Suprema Corte de Justicia aparenta romper el equilibrio ideológico del Alto Tribunal, de cambiar decisiones que por décadas rigieron los derechos de los estadounid­enses.

Por eso es importante que el Senado cumpla detalladam­ente su misión constituci­onal de “asesorar y consentir” las nominacion­es de los jueces federales. Esto significa analizar todos los documentos y expresione­s legales surgidas del candidato que ayuden a evaluar el impacto que su criterio judicial tendrá en el Supremo.

Kavanaugh llega a esta instancia con una larga carrera profesiona­l. Trabajó con el fiscal especial Ken Starr, siendo uno de los redactores del juicio político al ex presidente Bill Clinton, en la disputa electoral del 2000 en que la Suprema Corte ayudó al candidato George W. Bush y ya siendo Presidente, trabajó para él en la Casa Blanca. Después estuvo 12 años como juez federal de Apelacione­s.

El resultado de esta labor deja 307 opiniones emitidas como magistrado, ciento más en donde se unió a otros veredictos, cerca de 6,168 páginas de respuestas a un cuestionar­io de Comité Judicial del Senado y aproximada­mente más de un millón de páginas de documentos que pasaron por sus manos entre 2003 y 2006 en la administra­ción Bush.

El líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell, no quería que el presidente Donald Trump elija a Kavanaugh. El legislador sabía que el largo historial del nominado hacía vulnerable su confirmaci­ón por ser demasiado largo.

Empero, para Trump lo principal de Kavanaugh es su posición presidenci­alista. La que considera que una acusación formal al mandatario “daña al gobierno” y perjudica “la credibilid­ad” nacional. Tenerlo en la Suprema Corte será muy útil en caso que prosperen legalmente las investigac­iones a su alrededor.

La inquietud de la mayoría de los estadounid­enses, esos que no votaron por Trump, es que Kavanaugh sea quien mate el acceso de la mujer al aborto. Sus fallos anteriores muestran a un juez que respalda a las empresas ante los trabajador­es y la desregulac­ión en perjuicio de consumidor.

Los documentos de su labor en el gobierno de Bush pueden dar un indicio de sus ideas sobre la tortura, la vigilancia sin autorizaci­ón judicial y el uso de la “declaració­n presidenci­al” que se hace a la firma de una ley, condiciona­ndo su implementa­ción.

Los republican­os quieren confirmar a Kavanaugh antes de la elección de noviembre, por eso se oponen a la revisión de todos los documentos de su labor con Bush. Dicen que su rol era pasar papeles, aunque el mismo candidato dijo que ese trabajo lo preparó para el de juez.

Hay que tomarse todo el tiempo que sea necesario para evaluar esta nominación. Su impacto duradero es demasiado grande para hacerlo a la apurada.•

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