Pisoteados
Desde la imposición de la “Doctrina Monroe”, Estados Unidos ha tratado a los países de América Latina y el Caribe como su propio “patio trasero”, un lugar donde generalmente puede hacer lo que le da la gana. Para la mayoría de los habitantes de EEUU, sobretodo los que solo hablan inglés, lo que acontece en América Latina sigue siendo un misterio.
El reportaje en la prensa y medios de información en inglés cubre muchas cosas en el Medio Oriente, China y Rusia en una manera regular. Pero eso rara vez es el caso con su cobertura de las culturas ricas y variadas de América Latina. ¿Por qué es importante esta deficiencia? La verdad es que por lo general la forma en que se trata la gente que vive en EEUU refleja la forma que este país actúa hacia sus países de origen.
Para decirlo sin rodeos, si alguien viene de lo que el presidente Trump dice un “país de m….a”, lo tratan como tal.
El presidente decidió no asistir a la pasada cumbre en Perú, como habían hecho sus antecesores. Los líderes latinoamericanos reaccionaron con una mezcla de ira y satisfacción—ira por la falta de respeto, y la satisfacción de no tener que bregar con las controversias siempre causadas por sus declaraciones.
Los medios en EEUU expresan una obsesión con la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, casi nada se dice de la larguísima historia de la injerencia de EEUU en la política de América Latina. Tampoco hay una cobertura de la intervención estadounidense en las economías de los países latinoamericanos, Las sanciones comerciales impuestas a países latinoamericanos y las intervenciones en sus elecciones tienen el fin de mantener la dependencia. y sus consecuencias.
Ojala que el escándalo de la frontera y la separación infrahumana y cruel de las familias de refugiados conlleven una atención menos superficial a las condiciones en los países centroamericanos y caribeños que causan que la gente emprenda sus largos viajes hacia el norte, donde al fin tener que ver torturados sus hijos.
La larga guerra civil en el Salvador, promovida y financiada por Estados Unidos, produjo la inestabilidad de la cual aquel país ha tenido tanta dificultad recuperarse. Mientras que el gobierno legalmente elegido intenta estabilizar las cosas, Estados Unidos impone sanciones para obligarle a aquel país que se “conforme con los ideales” norteamericanos. Honduras se encuentra muy lejos de haber podido recuperar de un golpe de estado apoyado por los Estados Unidos y el doble aumento de fondos para las represivas fuerzas militarizadas de seguridad.
Como una esposa abusada y dependiente de su marido, América Latina tal vez puede hallar, al fin, una manera de alterar su relación con el monstruo del norte. La elección de un presidente comprometido con la transformación de México podría introducir un fuerte elemento a la política latinoamericana que Trump no podría controlar muy fácilmente.l