Trump acusa a Mueller y sus “matones” de querer influir en comicios legislativos
Los ataques contra el fiscal especial, ahora comparándolo con el “McCarthismo”, son parte de una estrategia para minar la confianza del público en su investigación
El presidente Donald Trump afirmó ayer que el fiscal especial, Bob Mueller, y sus “matones”, quieren influir en los comicios de noviembre próximo, en el marco de su continua campaña para desacreditar la investigación sobre la trama rusa pero que, según expertos, puede perjudicar el proceso democrático en EEUU.
Trump cumplió ayer 577 días en el poder y viene atacando a Mueller desde poco después de mayo de 2017, cuando éste asumió la investigación de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) sobre la injerencia de Rusia en los comicios presidenciales de 2016. Ahora incluso lo compara con la era del “McCarthismo”, cuando la “amenaza roja” dio licencia para perseguir a presuntos simpatizantes del comunismo en EEUU.
Los ataques contra Mueller y su equipo subieron en cantidad y tono el pasado fin de semana, tras la revelación del diario “The New York Times” de que el abogado de la Casa Blanca, Don McGahn, está colaborando con la investigación.
El mandatario replicó que él dio permiso a McGahn y otros miembros del personal de la Casa Blanca a que colaboren con Mueller, en aras de la “transparencia”, aunque nuevamente insistió en que no hubo “colusión” entre la campaña presidencial y el gobierno de Moscú, ni “obstrucción de justicia” en la investigación en curso.
McGahn se entrevistó con investigadores del FBI durante unas 30 horas a lo largo de varios meses y, según “The New York Times”, los abogados de Trump no saben a ciencia cierta que ha soltado el abogado.
“Cualquiera que necesite tanto tiempo cuando saben que no hubo Colusión Rusa es siemplemente alguien… que busca problemas. Disfrutan de arruinar las vidas de las personas y se NIEGAN a ver la verdadera corrupción en el lado demócrata”, argumentó Trump.
“Los demócratas enfadados de Mueller están buscando impactar la elección. Son una vergüenza nacional”, enfatizó Trump, quien se precia de defenderse de sus detractores.
Frustración de Trump
Tanta es la frustración de Trump que ahora ha comparado a Mueller con el fallecido senador republicano por Wisconsin, Joe McCarthy, que a principios de la década de 1950 se convirtió en el rostro de una campaña de difamación contra opositores políticos, acusados de simpatizar con el comunismo. La “lista negra” de presuntos comunistas, o la mera sugerencia de serlo, podía acabar con la carrera de muchos, incluso en Hollywood.
Para Trump, McCarthy es “un bebé”, o aprendiz, comparado con Mueller, a quien ahora acusa de trabajar junto con sus “matones” –todos “demócratas enfadados”— para tratar de influir en los comicios de noviembre próximo, cuando demócratas y republicanos se disputarán el control del Congreso.
Mientras, John Dean, el abogado del entonces presidente Richard Nixon, durante el escándalo de “Watergate”, cuestionó si Trump verdaderamente sabe lo que compartió McGahn con el equipo de Mueller que, a su juicio, logró un puntazo con ese testimonio.
Dean contribuyó a la caída de Nixon en 1974, aunque también obtuvo una breve sentencia carcelaria por su implicación en el escándalo de “Watergate”, y perdió su licencia de abogado.
Dean, calificado por Trump como una “rata”, afirmó que el mandatario, al igual que Nixon con “Watergate”, está manejando mal el asunto de “Russiagate”, con la diferencia de que Nixon renunció pero Trump no se irá por “voluntad propia” o con gentileza.
Como es su costumbre, la oficina
Twitter.. de Mueller no ha querido hacer comentarios sobre los ataques de Trump en