EXPLOTACIÓN DEL DOLOR
El asesinato de la estudiante Mollie Tibbets en Brooklyn, Iowa, debe ser castigado con toda la fuerza de la ley. La nacionalidad y la situación migratoria del homicida no es relevante en cuanto a los motivos que tuvo para matar a la joven..
No ayuda a explicar el crimen que el sospechoso Cristhian Bahena Rivera sea un indocumentado que lleva años trabajando en una procesadora avícola. Su presencia allí tiene varios significados que no están ligados al delito.
Para la administración Trump la tragedia habla de urgencia de un muro y de cambios en las leyes de inmigración. El hecho calza a medida del discurso que define a los inmigrantes sin papeles como un peligro para la vida de los estadounidenses. La rapidez con que el presidente incorporó el delitos a su discurso de campaña y la dedicación de un video tuit especialmente al tema son indicios de que el asesinato es mina de oro de político para explotar.
La estrategia de la Casa Blanca para la elección legislativa es presentar una opción entre demócratas que quieren fronteras abiertas, “ilegales” criminales y caos o control fronterizo, la legalidad, el orden y la defensa de los oficiales de la ley.
En el asesinato de Molly Tibbits se cuestiona el porqué Rivera está en Estados Unidos, con la implicancia de que si hubiera un muro fronterizo el indocumentado no habría ingresado al país y ella estaría viva.
La pregunta es válida. Es importante una respuesta realista, desprovista de prejuicio y oportunismo.
Rivera llegó hace unos años a Iowa, como miles de inmigrantes, atraídos por el trabajo en frigoríficos y empacadoras de carne. Hace más de 30 años los trabajadores eran anglos con una vida de clase media gracias al sindicato. La organización laboral se fue, el trabajo se puso más exigente, más veloz, más peligroso y los salarios son muy parecidos a los de hace 37 años. Los estadounidenses no quieren esos empleos.
Esto convirtió a esa región del país en un imán inmigrante. La falta de una ley de inmigración que tome en cuenta las necesidades económicas estadounidenses hace que una legión de gente trabaje en las sombras y a la primer oportunidad es satanizado en público por los demagogos nativistas.
Es cierto que se necesitan cambios en la leyes migratorias para reflejar la realidad de hoy. Los problemas por falta de gente ahora se ven a lo largo del país, desde la industria lechera en Wisconsin a la labor pesquera en Maryland, desde las cosechas en California a los frigoríficos de Iowa.
Ese es el motivo por el cual Rivera está en Estados Unidos. No tiene nada que ver con el asesinato de Molly, sí con la economía y su dependencia de los indocumentados.
El crimen es una parte trágica de la condición humana. La vil explotación del dolor para fines políticos es la porción miserable.