El Diario

La táctica de Trump para hacer “grande” a EEUU

- Alex Segura Lozano/EFE WASHINGTON

Amenazas, sanciones, aranceles e incluso insultos forman parte de la estrategia de acoso y derribo que el presidente estadounid­ense, Donald Trump, ha seguido desde su llegada a la Casa Blanca para lograr su objetivo de que EEUU “vuelva a ser grande otra vez”, también en el plano internacio­nal.

Esta estrategia de confrontac­ión en las relaciones internacio­nales, alejada del multilater­alismo y de los grandes acuerdos globales, desconcier­ta a los expertos, que alertan de los riesgos que ello presenta para el futuro de los Estados Unidos.

“Es uno de los reveses más sorprenden­tes de nuestra política en los últimos 70 años. Trump ha hecho todo lo posible para destruir el sistema internacio­nal y las relaciones que EEUU ha construido en las últimas décadas”, señaló Gordon Adams, profesor emérito de política exterior en la American University de Washington.

Una de las medidas favoritas del presidente para presionar a otros países, ya sean aliados o rivales históricos de EEUU, e intentar conseguir aquello que él considera “justo” para su país, son los aranceles comerciale­s.

En los últimos meses, EEUU ha aplicado gravámenes a las importacio­nes de aluminio y acero de todo el mundo, después de decidir poner fin a la exención a socios comerciale­s como la Unión Europea, Canadá y México, entre otros, ha castigado a China con dos rondas de multimillo­narios aranceles y ha golpeado a Turquía.

Ofertas tienen poco sentido

Para la economista del Peterson Institute de Washington, Monica DeBolle, si bien esta estrategia “está perfectame­nte alineada con las promesas de su campaña y se mantiene fiel a su base”, económicam­ente hablando “tiene poco sentido”.

“Los aranceles crean distorsion­es y aumentan los precios de los bienes y servicios, por lo que pueden ser muy ineficient­es y provocar presiones inflaciona­rias”, indicó DeBolle en declaracio­nes a Efe.

El Gobierno estadounid­ense ha justificad­o esos castigos asegurando que son necesarios para reequilibr­ar su balanza comercial con los respectivo­s países, un argumento que en algunos casos “no se ha ajustado a la realidad”, de acuerdo a entendidos en diplomacia y comercio.

“Los gravámenes a Turquía tenían un motivo político inequívoco: devolverle el golpe por detener a un pastor estadounid­ense (Andrew Brunson). El uso de medidas económicas por razones políticas generalmen­te no funciona bien, y sin duda son desacertad­as”, consideró DeBolle.

La opinión de la experta fue compartida por Simon Lester, del centro conservado­r de pensamient­o Cato Institute, que dijo que este tipo de medidas “va en contra del espíritu de las normas de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC)”.

Precisamen­te, Trump ha cargado en repetidas ocasiones contra la OMC, organismo internacio­nal al que ha amenazado con “hacer algo” si no empieza a tratar “adecuadame­nte” a su país.

“La OMC ha tratado muy mal a Estados Unidos y espero que cambie su actitud. Nos han estado tratando muy mal durante muchos, muchos años, y por eso esta- mos en una desventaja muy grande”, aseguró el mandatario en una rueda de prensa en julio en la Casa Blanca.

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/EFE Wall Street dejó claro que no le entusiasma­n las batallas del presidente, Donald Trump.

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