Un nuevo monarca boricua
José Pedraza conquistó el cetro de peso ligero versión OMB
El cidreño José “Sniper” Pedraza se apuntó una convincente y contundente victoria por decisión unánime sobre el mexicano Raymundo Beltrán, para arrebatarle la noche del sábado la corona de las 135 libras de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y convertirse de paso en el quinto campeón mundial boricua de la actualidad.
Los jueces del combate vieron ganar al puertorriqueño 117-110, 117-110 y 115-112.
Dependiendo de su buen boxeo estilístico como se esperaba durante todo el trayecto, Pedraza demostró estar en control toda la ruta y hasta derribó a Beltrán en el undécimo asalto, con un relampagueante uppercut de izquierda.
Desde el primer round, el boricua comenzó a colocar su efectivo jab derecho e hizo mella de inmediato en el rostro del mexicano, cuando añadió una buena derecha que lo dejó con un pómulo magullado.
Ya en el segundo Beltrán exhibió una cortadura que estuvieron tratándole toda la noche, aunque nada de gravedad. Pero Pedraza (25-1, 12 KOs) pareció tener mayor control mientras pasaban los asaltos. Beltrán ocasionalmente se le encimaba y buscaba presionar el ataque alcanzando al boricua ocasionalmente con golpes esporádicos pero sin lastimarlo.
Fue en el sexto cuando Pedraza cambió su patrón de pelea y decidió entrar al cuerpo a cuerpo, cuando el mexicano lució mejor y hasta se llevó ese giro. Su entrenador y padre Luis Espada le llamó la atención, y aunque al séptimo comenzó a pelear de nuevo a la distancia con su jab, Beltrán (35-8-1) parecía haber ganado confianza.
Pero ya del octavo en adelante el nuevo monarca fue el que comenzó a recobrar la confianza y a colocar combinaciones de jab y recto de izquierda que comenzaron a minar al mexicano. Fue entonces cuando en el undécimo llegó el golpe de la noche que Pedraza colocó para tirarlo a la lona ante un silencioso auditorio del Gila River Arena en Glendale, Arizona.
Y cuando todos esperaban que Beltrán saldría a tirarlo todo en el último asalto, fue Pedraza quien cerró con más fuerza, al punto de acorralarlo en una esquina con una andanada de golpes en busca del nocaut que no llegó pues expiró el tiempo.