El Diario

Sayda Ayala

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Ayala, aquí junto a su hijo Caleb, de 6 años, dice que DACA le ha permitido hacer sus sueños realidad y esta muy agradecida de haber recibido este alivio migratorio. «Un día que no estaban mis jefes, llegó un señor a comprar un camión de carga y yo se lo vendí. En la quincena me llegó un cheque extra, y empezó a gustarme». a vender. “Me ofreció cuatro veces más de lo que me daban en el primer negocio”, dice.

Una emprendedo­ra

A los seis meses, Ayala tomó la decisión de lanzarse por su cuenta, pero con el apoyo de un socio.

“Mi socio fue como un ángel caído del cielo. Él fue quien me propuso que abriera mi propia empresa. Yo le dije, ‘estás loco’. Es que no hallaba cómo decirle que no tenía papeles. Nadie lo sabía. Tenía mucho miedo que me miraran diferente”, precisa.

Admite que sin residencia legal, ni siquiera podía sacar una licencia como vendedora de camiones de carga. “Tenía mucho miedo a que me agarraran vendiendo sin licencia. Entonces no tenía aún el DACA. Me dolía mucho no tener papeles”.

Finalmente se atrevió a decirle a su socio, un empresario de camiones de volteo, que era indocument­ada. “Decidimos que el negocio quedaría a su nombre y el de su hija. Él puso 334,000 dólares, yo 90,000 dólares y comenzamos en abril de 2016. En julio de 2016 me aprobaron el DACA”, observa.

En enero de 2017, su socio y ella disolviero­n la asociación, y la hondureña se quedó sola a cargo del negocio.

“Doy empleo a 15 personas. Antes de DACA, solo empleaba a seis”, dice.

Además, observa que vive bien, tiene un buen departamen­to y un buen carro. “Mis padres viven conmigo. Mi hijo va a una escuela privada cristiana”.

DACA incluso le permitió a Ayala adoptar a la hija de un tío que vino de Honduras como menor no acompañada en 2016, y quien no tenía a nadie más que se hiciera cargo de ella. “No se la querían entregar a nadie por no tener solidez económica. Yo dije, ‘yo si tengo, pero tal vez con DACA no me acepten’. Y sí, Migración sí me aceptó”, expone.

Esa muchacha que adoptó, Angie Mancilla, se convertirá en madre, por lo que

Enfermedad­es y Trump

Ayala ha sido madre y empresaria, a la vez que ha lidiado con el lupus y la artritis reumatoide que le diagnostic­aron en 2012. “Hace un mes me operaron de una hernia masiva en los discos de la espalda. Cuando llegué a la oficina del doctor, me dijo que era un milagro caminando”, dice.

A las dos semanas después de ser operada, regresó a su negocio.

“No voy a decir que ha sido fácil. He tenido muchos desafíos en el camino, y he hecho muchos sacrificio­s. Me han robado, pero también he encontrado muchos ángeles que sin conocerme me han ayudado. Dios ha sido el primero que me ha sacado adelante, y después mi trabajo y honestidad, y estoy muy agradecida con mis padres y hermanos”, reconoce.

Ayala creía haberse liberado de todos sus miedos hasta que el presidente Trump anunció en septiembre de 2017, la eliminació­n de DACA. Su futuro está en manos de las cortes. “Mi mayor miedo es que me quiten DACA, y me tenga que ir a Honduras a un país que ya no conozco, y me separen de lo que más amo, mi hijo, a quien sueño ver crecer”, dice mientras sus ojos se humedecen y las lágrimas resbalan por sus mejillas.

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