El Diario

El legendario jinete volvió a nacer tras una peligrosa caída del caballo

- Ricardo López Juárez DEL MAR, CALIFORNIA

√@Ricardo_Deporte Del podio de vencedores en el mítico hipódromo de Churchill Downs a la pista de baile de “Dancing with the Stars”. De la aclamación de los jeques en Dubai al aplauso de las superestre­llas del deporte en los ESPYs. Del montículo de Yankee Stadium y otras catedrales del béisbol al Salón de la Fama del hipismo por sus miles de triunfos y, sobre todo, la incomparab­le Triple Corona de 2015.

Víctor Espinoza ha tenido, en sus propias palabras, una vida “emocionant­e”. Pero el jinete mexicano radicado en el sur de California sufrió hace poco más de un mes una experienci­a única que le marca para el resto de sus días.

“Esta experienci­a que tuve, esto fue lo máximo. Cuando gané la Triple Corona, eso no es nada”, dice el hombre de 46 años de edad en su casa de Del Mar, una ciudad costera cerca de San Diego.

Del Mar es casa del hipódromo del mismo nombre, y sobre su pista, Víctor Espinoza vivió minutos de pánico el pasado 22 de julio. Mientras entrenaba para el Pacific Classic Stakes, el caballo que montaba sufrió un fulminante ataque cardiaco.

El pequeño cuerpo de Espinoza (1.57 m, 51 kg) salió volando para luego aterrizar violentame­nte en la tierra. Mientras la bestia había perdido la vida en medio de la pista, el histórico jockey, a pocos metros de distancia, no podía mover su cuerpo: se había fracturado el cuello.

“Cuando me caí y no podía mover mi cuerpo es lo más terrible que me ha pasado. Yo he sufrido hambre, dormía en el piso y todo eso; eso no es nada”, reflexiona Espinoza con voz suave, todavía un poco debilitada. “Estaba consciente, no sentía nada, ni dolor; eso me destrozó el corazón. Pensaba que nunca iba a volver a caminar”.

Hay deportes violentos en los que los atletas reciben constantes golpes, y hay deportes peligrosos. Pero las carreras de caballos presentan un grado superior de riesgo; es la velocidad a la que se corren y el poder descomunal de los caballos, combinado con la fragilidad del cuerpo humano sin proteccion­es. Y no importa si el jinete es un hombre con 21,999 carreras bajo la manga, 3,358 triunfos y casi $200 millones generados en ganancias, como lo es Víctor Espinoza.

Derribado, mientras esperaba a que llegara la ambulancia, muchas cosas pasaban por la mente de Víctor Espinoza, que únicamente podía mover la mano derecha.

“Siquiera estoy vivo, pensé. No voy a volver a caminar, pero estoy vivo”, relata. “Pero pienso que debo salir para adelante, que será una resolución de que no voy a estar paralizado. Pasaron 40 minutos como si hubieran sido años, una eternidad”.

Más tarde, ya hospitaliz­ado, el hombre que ha dedicado a lo largo de los años su tiempo y mucho dinero para ayudar a niños con cáncer en el hospital de City of Hope en Los Ángeles, recibió un destello de vida: su pierna derecha empezó a moverse.

“Ya la hago con mi mano derecha y mi pie derecho. Fíjate que alegre ya estaba”, recuerda. “Pensé que podía caminar con un pie. Pasaron como otros 40 minutos y empecé a mover mi pierna izquierda. No lo creía, la verdad, y como estaba acostado con el cuello (inmóvil) no podía ver. Alcé mi pierna lo más que pude y vi mi dedo gordo y dije: ‘Sí voy a poder caminar, sí es mi pierna. No tienes idea, es el momento más alegre”.

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/GETTY IMAGES /RICARDO LÓPEZ J. Espinoza hizo historia en 2015 al completar la Triple Corona con su triunfo en Belmont Park, NY. El mexicano, en plena recuperaci­ón, posa en un rincón de su casa en Del Mar, California.

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