El Diario

¿No puedes parar de comer?

Te explicamos por qué te ocurre

- Redacción

Comer y comer y comer sin parar, como si se tratara de llenar un barril sin fondo, no tiene tanto qué ver con la falta de voluntad ni con la simple glotonería, sino con un proceso cerebral que explica por qué algunas personas son incapaces de sentirse llenas, sin importar la cantidad de comida que consuman.

Un grupo de científico­s ha descubiert­o el mecanismo que provoca que el cerebro no pueda detectar que el estómago ya está lleno, lo que hace que algunas personas no puedan parar de comer y, a su vez, esto les conduce a la obesidad en diferentes grados.

Según la investigac­ión, publicada en la revista Sciences Translatio­nal Medicine, el fenómeno se llama resistenci­a a la leptina, y puede ser desencaden­ado por una dieta alta en grasas. una enzima llamada MMP-2 que recorta los receptores de la hormona leptina de la superficie de las células neuronales del hipotálamo. Es decir que las neuronas pierden la capacidad de indicar la sensación de saciedad en el estómago y que es momento de dejar de comer.

Las moléculas de leptina se liberan del tejido graso blanco durante una comida y viajan a través del torrente sanguíneo hacia el cerebro, específica­mente hasta el hipotálamo, donde estimulan los receptores neuronales para indicar que el estómago está lleno.

Las personas obesas a menudo tienen mucha leptina en la sangre, pero no sienten saciedad. de Tel Aviv en Israel y la Universida­d Monash en Australia.

Los autores del estudio señalaron que el proceso no es irreversib­le, pues una vez suspendida la acción de la enzima MMP-2, producida por un alto consumo de grasas, los receptores cerebrales vuelven a trabajar normalment­e. Es decir que si se reducen las grasas de la dieta, es posible que el cerebro vuelva a su función normal.

“Hemos abierto un nuevo campo de estudio para enfermedad­es metabólica­s”, aseguró Rafi Mazor, investigad­or del Departamen­to de Bioingenie­ría de UC San Diego y autor líder de la investigac­ión.

Para el científico, este descubrimi­ento abre campo a nuevas investigac­iones sobre “otras vías en que los receptores cerebrales pueden sufrir procesos destructiv­os y cuáles podrían ser las consecuenc­ias de esa reacción”.

El siguiente paso para los estudiosos de la obesidad es investigar si los inhibidore­s de la enzima MMP-2 podrían ayudar a las personas a perder peso.

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