El Diario

El suizo marcha campante a los octavos de final del US Open

- David Ramírez eldiariony.com

Roger Federer no tuvo más que entrar, reconocer el terreno, medir a su adversario de turno, el australian­o Nick Kyrgios, y luego empezar su obra de demolición con la maestría que lo caracteriz­a, ganando en sets corridos por 6-4, 6-1 y 7-5 en apenas 1 hora con 44 minutos.

El suizo está en octavos de final del US Open, el último Grand Slam del año, torneo que haganadoen­cincooport­unidades consecutiv­as, entre el 2003 el 2008, para ser más precisos. Federer tendrá como próximo rival al también australian­o, John Millman, que derrotó al kazajo Mikkhail Kukushkin.

Un duelo de estilos extrecon madamente distintos. Federer, actual número 2 del ranking, considerad­o el mejor tenista de la historia y a quien los especialis­tas no han escatimado en llenarlo de elogios, el más común “su majestad”, ratificó ayer en el Estadio Arthur Ashe, que, a sus 37 años recién cumplidos, tiene cuerda para seguir dando cátedra para rato.

Al frente suyo estuvo Kyrgios, de 23 años, nacido en Canberra, Australia, y 30 ranking ATP, un jugador más conocido por sus excentrici­dades en el circuito que por sus logros en su incipiente carrera.

Y no es que el australian­o no juegue bien, de hecho, es un diamante en bruto.

Es un tenista de gran talento, versátil, con un poderoso servicio y jugadas casi de fantasía que son celebradas por el público que le aplaude de pie a rabiar. Pero ese mismo Kyrgios, es el jugador que muestra a veces una actitud displicent­e en su juego, dando la impresión, que lo último que desea en ese instante, es estar allí jugando al tenis.

En primer parcial fue de ida y vuelta, de mucha velocidad, un Federer en modo de estudio de su adversario y del otro lado un Kyrios inspirado, devolviend­o todo, sirviendo y convirtien­do aces.

Así marchan hasta el 4-4 en el que el australian­o tiene su servicio, pero lo pierde ante un incisivo Federer que ya lo había tenido casi en el bolsillo dos juegos atrás.

Con el 5-4 el de Basilia va y cierra el set con una espectacul­ar dejada en la red que hace estallar el Ashe.

En el segundo Federer impone autoridad sumando quiebre tras quiebre e incluso tuvo en sus manos para sentenciar el set en 6-0 pero quizá en un gesto de benevolenc­ia permite al australian­o sacarle un punto para establecer­lo en 6-1. Un set aparenteme­nte sin historia, pero que, en realidad, fue un paseo magistral de su clase ante un descompues­to Kyrgios que no podía concebir el sacrificio al que estaba siendo sometido.

El tercer parcial fue más equilibrad­o. El australian­o quiso mostrar lo suyo, dispuesto a reivindica­r su nombre y su tenis, que como, se señaló en párrafos anteriores, lo tiene y mucho, sólo que tiene que pulirlo en consistenc­ia.

Entre tanto Federer lo esperó, dosificand­o sus fuerzas, esperando el momento preciso para dar la estocada.

El quiebre llegaría en el juego 11, el suizo va con el 6-5 y cierra el partido con un ace diáfano, con la solvencia q ue ya es materia de leyenda.

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/GETTY IMAGES Roger Federer, de 37 años, se estira para alcanzar una pelotalanz­ada por Nick Kyrgios.

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