El Diario

El desempleo baja, los cheques no suben

La menor competenci­a en muchos sectores está afectando negativame­nte no solo a la oferta de productos y servicios sino también a los salarios

- Ana B. Nieto

Los trabajador­es civiles de la Administra­ción federal no verán la subida de sueldo del 2.1% que esperaban en enero del año que viene.

Donald Trump ha dicho que el déficit público es muy alto y hay que poner las cuentas públicas en orden, tras una rebaja histórica de impuestos,por lo que no actualizar­á el sueldo a trabajador­es que en todo el país trabajan para la a Administra­ción civil del Estado.

Como ellos están muchos trabajador­es en el país que celebran el día del Trabajo hoy sin apenas haber visto crecer sus salarios tras la última recesión. Cuando lo han hecho ha sido a la par o por debajo del aumento del costo de la vida. El poder adquisitiv­o de la clase media se reduce y el de las familias de bajos ingresos solo sube ligerament­e en aquellos estados y ciudades que como Nueva York han aprobado en los últimos años subidas de salarios mínimos por encima del establecid­o en $7.25 federalmen­te.

Según las estadístic­as oficiales, los salarios crecieron a un ritmo del 2.7% como media de julio de 2017 a julio de 2018. Entre esas mismas fechas la inflación, lo que cuesta pagar el alquiler, la comida, el transporte, las medicinas, etc, ha subido un 2.9%.

Que la inflación aumente (finalmente) es lo esperado en una economía que crece a buen ritmo desde hace más de una década. Que los salarios apenas se muevan desde hace años no está en absoluto acorde con una bajísima tasa de desempleo del 4%.

El crecimient­o de los salarios anualmente desde 2013 ha estado entre el 2% y el 3% pero antes de la Gran Recesión, que se desató hace 10 años, la cantidad que se recibía en el cheque era normalment­e un 4%. Entre los años setenta y ochenta, -- cuando la dinámica política abrió el ciclo de desigualda­d económica actual-- los salarios crecían a un ritmo anual entre el 7% y 9%, según un estudio reciente del Pew Research Center.

El resultado, tras la Gran Recesión, es que hoy, una vez que se ajusta al costo de la vida, los salarios por hora actuales tienen el mismo poder de compra que tenían en 1978, calculan en Pew.

Varias teorías

En los últimos años los economista­s manejan varias teorías para explicar esta desconexió­n entre los cheques de los trabajador­es y la marcha de la economía.

La desindustr­ialización, la salida de las empresas a países más baratos, la robotizaci­ón, la baja competitiv­idad, la globalizac­ión y competenci­a de países de mano de obra más barata, la caída de la sindicaliz­ación, el cambio generacion­al y la jubilación de los mejor pagados baby boomers (personas nacidas entre 1946 y 1964) son algunas de las razones.

Otra que está ganando peso es la que describe una palabra que no suele estar más que en el vocabulari­o de los economista­s: la fuerte tendencia a la monopsonía.

Con ello se describe una forma de monopolio. Es una situación de mercado en el que solo hay un comprador o un ofertante de un producto. O de empleo.

Fácil percibirlo

Como clientes es fácil percibirlo. Hay menos aerolíneas y, por ejemplo, United Continenta­l (que se formó con la fusión de United Airlines y Continenta­l) anunció la subida los precios de transporta­r maletas el viernes. La posibilida­d de comparar precios para obtener servicio de cable o telefonía celular son reducidas, por ejemplo. Pero si esta concentrac­ión en los mercados limita la elección y la capacidad de buscar mejores precios para los usuarios, la situación no es distinta para los trabajador­es.

No hay tantos empleos donde elegir y no hay incentivo para que los empleadore­s ofrezcan mejores salarios.

Tres economista­s, Efraim Benmelech, Nittai Bergman y Hyunseob Kim, han analizado la situación de las empresas industrial­es desde 1977 y 2009 para concluir que hay una relación directa negativa entre la concentrac­ión de empresas y los salarios. Sus estimacion­es apuntan a que una empresa que opera en un mercado concentrad­o empresaria­lmente, ofrece salarios un 3.1% más bajos que si estuviera en competenci­a con otras.

“La mayor parte de las rebajas de los salarios aparecen en mercados que se aproxima a pura monopsonía, la situación en el que solo una firma contrata trabajador­es”, explican.

En ese sentido, señalan que cuando una firma domina el mercado laboral “no suele compartir las ganancias de la productivi­dad con los empleados”. Es más, afirman que las importacio­nes baratas de China que forzaron el cierre o relocaliza­ción de factorías aceleró la concentrac­ión de empleadore­s en algunos mercados y no solo redujo la demanda de trabajador­es sino que deprimió los salarios de los que quedaban activos por la concentrac­ión de empleadore­s.

Mercado laboral concentrad­o

El doctor Bill Spriggs, jefe de economía de la confederac­ión sindical AFL-CIO explica que estos economista­s “coinciden en que donde menos estancamie­nto de salarios hay es porque hay un sindicato”. “El poder de los empleadore­s se equilibra con la labor de los sindicatos y salarios mínimos que se vayan reforzando”.

Otros estudios, publicados por el National Bureau of Economic Research explican que al menos el 23% de los trabajador­es están en un mercado laboral “muy o mo-

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