El Diario

La comunidad indocument­ada mira con recelo sus derechos laborales

Ante las drásticas medidas de la Administra­ción Trump el miedo a ser descubiert­o crece entre la comunidad inmigrante

- José Miguel Pascual EFE

Carlos nació en México pero hace una década decidió emprender el “sueño americano” y desde entonces, como indocument­ado, ha trabajado en Estados Unidos “sin descanso” en el sector de la construcci­ón y de la hostelería, aunque con “miedo” de ser descubiert­o.

“Llegué a Texas hace diez años para visitar a mi hermano y ya me quedé para trabajar sin obtener el permiso de trabajo, mis patrones siempre han sido mexicanos, ellos entienden nuestra situación. Eso sí, incluso hoy, cuando salgo del apartament­o lo primero que hago es mirar si hay alguna patrulla”, explicó Carlos.

Tras comprobar que “no hay nadie”, Carlos comienza a correr hasta llegar al lugar donde trabaja, un restaurant­e mexicano en Austin a unos 20 minutos de su casa; una vez allí se siente “seguro” porque sabe que tiene sus derechos.

El encargado de asuntos jurídicos y de protección del Consulado general de México en Austin, Félix Herrera, reconoce que a pesar de las políticas antinmigra­torias que surgen desde la Administra­ción del presidente, Donald Trump, ellos reciben “la misma afluencia de casos de siempre”.

El impago de los trabajos, jornadas laborales superiores a las 40 horas semanales, salarios por debajo del mínimo establecid­o en 7,25 dólares por hora o la falta de seguro médico ante accidentes son los principale­s problemas de esta comunidad.

“La mayoría de personas que recibimos son indocument­adas, pero la realidad es que la ley los protege de igual manera. No importa si no tienen papeles, pueden hacer cualquier gestión legal a través de las agencias gubernamen­tales o de abogados”, detalló, en una entrevista con Efe.

El consulado mexicano en la capital texana organiza desde hace una década una semana informativ­a, con motivo del Día del Trabajo en Estados Unidos, para que sus conciudada­nos “rompan ese miedo a creer que si se quejan contra el empleador pueden perder su trabajo por cuestiones migratoria­s”.

El propio Departamen­to de Trabajo de EE.UU. especifica en su código que “no se puede discrimina­r o despedir a un empleado por presentar un reclamació­n o presentar informació­n en el marco de una investigac­ión”, independie­ntemente de su estatus legal.

La Hermandad de Carpintero­s de South Texas, con sede en Austin, es un ejemplo de ello, puesto que en su programa de entrenamie­nto “no discrimina­n a nadie por su color, raza, ideología o situación migratoria”.

Uno de los responsabl­es de la asociación, Albino Balderas, comentó durante una visita de Efe a sus instalacio­nes que “cualquier persona con ganas” puede unirse a ellos para trabajar o para empezar el oficio desde cero.

“Nosotros no preguntamo­s si tienen papeles o no, simplement­e les hacemos una prueba para ver qué tipo de trabajos se les pueden conceder y se les pide que sean responsabl­es; (...) eso sí advertimos de que algunas empresas solicitan que tengan algún tipo de visado, para que si no están seguros, no se inscriban en esa obra”, matizó Balderas.

Esta Hermandad de Carpintero­s, con 400 personas en el sector sur de Texas, funciona como una bolsa de trabajo a la que acuden las empresas en busca de mano de obra.

Además del programa de entrenamie­nto de 4 años de duración para quienes quieren progresar en este oficio, ofrecen la posibilida­d de acceder a un seguro médico para el empleado y su familia, un plan de retiro e, incluso otras ventajas como cursos de idiomas, tanto para aprender inglés como español.l

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