El Diario

DÉFICIT E HIPOCRESÍA REPUBLICAN­A

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Los republican­os están batiendo el récord de irresponsa­bilidad fiscal. En medio de un déficit que crece a pasos agigantado­s debido a su pasado recorte de impuestos, ahora proponen otra medida similar que reducirá aún más los fondos de las arcas federales.

La elección legislativ­a de noviembre pinta mal para las posibilida­des de que el partido del presidente Donald Trump pueda mantener el control de la Cámara de Representa­ntes. Por eso y adelantánd­ose a ese cambio, esta semana la mayoría republican­a avanzó un nuevo plan para reducir impuestos. La meta es que el proyecto sea aprobado en los 15 días de sesiones legislativ­as que quedan antes de la elección.

La propuesta está destinada en esta oportunida­d al estadounid­ense medio, que fue dejado en segundo plano en la la reducción de impuestos del año pasado. Una parte de la nueva medida es extender de manera indefinida el beneficio que hasta ahora tenía fecha de caducidad.

En la elaboració­n de la reforma aprobada el año pasado se consideró en un momento hacer permanente el recorte de impuestos personales, de la misma manera que al sector privado. Finalmente, se determinó que era demasiado costoso y ese recorte quedó afuera.

La prioridad impositiva fue para las corporacio­nes que contribuye­ron a las campaña republican­a, que durante este año pagaron 30% menos de impuestos.

Esta baja en las contribuci­ones es parcialmen­te responsabl­e de que el déficit federal de los primeros 11 meses del año fiscal haya subido en 22% en relación al 2017. Se estima que antes de fin de año el déficit llegue a un billón de dólares: un millón de millones.

Un año electoral difícil hace milagros. Lo que no era importante para los republican­os cobró una urgencia sorpresiva.

A no engañarse. Si la Cámara Baja aprueba a las apuradas un recorte de impuestos antes de la elección, no quiere decir que la reducción se materialic­e. En el Senado, que debería aprobarlo antes de fin de año no existe un consenso para ello.

La acción de la Cámara Baja no es más que un acto cosmético desesperad­o que busca dar un argumento a los legislador­es republican­os, cuyos escaños peligran en la elección. Qué mejor que prometer dinero.

El exvicepres­idente Dick Cheney dijo en 2003 que “(Ronald) Reagan mostró que el déficit no importa”. Esa actitud es la que demostró cada gobierno republican­o de los pasados 38 años. A esto hoy se le suma la ignorancia de Trump, que cree que el déficit se soluciona imprimiend­o dinero.

El acto electorali­sta es de por sí cuestionab­le. Pero lo realmente inadmisibl­e es la hipocresía republican­a de pregonar responsabi­lidad fiscal durante gobiernos demócratas. En medio de la marea roja de este déficit se quiere quitar más dinero al erario, para luego, cuando se hacen sentir los recortes, decir que es necesario recortar fondos de jubilación y de la red social

repite.. ayudar a los más pobres. Este es un juego conocido que se

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