Raúl Prebisch:

Hay algo paradójico que ocurre hoy y lo que sucedió durante el proceso de independencia de las colonias sudamericanas. Los migrantes venezolanos están siguiendo el mismo sendero que trazó el Libertador Simón Bolívar, cuando se desplazó a pie desde el campo de batalla de Pantano de Vargas (1825), Colombia, hasta llegar a las tierras altiplánicas del Alto Perú (hoy Bolivia) en 1825.

El Libertador Bolívar y su ejército patriota se movilizaron hacia el sur en busca de la independencia de pueblos subyugados por la Corona Española. Los venezolanos de hoy también se movilizan hacia el sur en busca de oportunidades económicas y libertades políticas que el gobierno de Nicolás Maduro les ha negado.

Está comprobado que el presidente venezolano no tiene ningún tipo de recursos para resolver la crisis que agobia a su país. Por el contrario, la está empujando poco a poco hacia un abismo.

Por mucho que parezca, el problema venezolano no se inició con el gobierno de Maduro, sino que fue su líder antecesor, Hugo Chávez, quien la generó. Se dejó llevar de la mano de la mono exportación que produjo ganancias impresionantes durante su periodo presidencial.

Cuando Chávez llegó a la presidencia de Venezuela, el precio del barril de crudo estaba alrededor de 20 dólares. Empero, desde 2013 empezó a ascender hasta que en 2008 se cotizó a más de 130 dólares. Chávez se dedicó a malversar el fabuloso excedente petrolero, “votando” dinero en proyectos económicos populistas –construcción, salud, educación— que lo llevó al altar de su pueblo. Recomendó a los países latinoamericanos diversificar sus economías, crear un mercado de clase media, industrializar y no depender del mercado estadounidense.

Durante ese periodo de bonanza, Chávez se comportó como un deportista profesional inexperto –como Mike Tyson (boxeo) o Conor McGregor (MMA)— que acumulan millones de dólares en poco tiempo, se dedican a malgastarlos y no prevén nada a futuro.

Es decir, las ganancias que obtuvo Chávez a partir del petróleo no las capitalizó en un proyecto de largo plazo. En la década de 1950, el economista argentino Raúl Prebisch recomendó a los países latinoamericanos diversificar sus economías, crear un mercado de clase media, buscar formas de proteger los productos nacionales, industrializar y especialmente dejar de depender del capital norteamericano.

Prebisch decía que cuando las economías del centro (EEUU) entran en crisis, los países mono exportadores (como Venezuela o Bolivia), por inercia del mercado, también entran en crisis. O, si estos países deciden no comprar nuestro único producto, nuestra economía también sufre.

Hace 200 años, el Libertador buscó nuestra libertad y luchó con una bayoneta en la mano contra los españoles. Hoy, los países latinoamericanos deben buscar la independencia total de sus economías. Alejarse de la mono exportación es el primer paso.

Humberto Caspa, Ph.D., es docente e investigador visitante de Columbus State University, Georgia.