El Diario

Lucía Ángeles:

- MEXICO /CORTESÍA

Los cuerpos se apilan uno sobre otro. No de un día para otro, aunque es posible que en una mala racha, cuando encuentran fosas clandestin­as, en Veracruz, Guerrero, Sinaloa, Colima… los cadáveres se desbordan, queden tirados en las salas o la intemperie de los forenses o en las calles, como el reciente tractocami­ón botado en Jalisco.

“México no sabe qué hacer con sus muertos por violencia”, advierte Lucía Angeles, dirigente del Colectivo Solecito, una organizaci­ón de madres, padres y familiares que impulsó en el estado de Veracruz la búsqueda de los suyos desapareci­dos.

“Lo hemos denunciado desde el 2015, cuando nos dimos cuenta que muchos de los cuerpos no identifica­dos se estaban pudriendo en los patios de los Servicios Médicos Forenses de varios municipios sin preparació­n ante esta barbarie de violencia”.

Las muertes relacionad­as al crimen organizado en sus diversas modalidade­s (del narcotráfi­co a la extorsión; los secuestros o el robo de combustibl­e) ha ido en incremento desde el 2006 cuando el entonces presidente Felipe Calderón declaró la guerra frontal a los cárteles y siguió con Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía e Informátic­a (INEGI) tan solo en 2017 hubo alrededor de 31,000 muertos y en lo que va del 2018 la cifra para mediados de año se redondeaba en 16,000.

La mayoría de estos cuerpos –según datos de la fiscalía de Veracruz, la entidad que tiene el mayor número Familiares protestan por la crisis de desapareci­dos. Cientos de cadáveres fueron encontrado­s en contenedor­es debido a la saturación de las morgues. de cadáveres sin lugar de almancén, después de Guerrero—permanecen como desconocid­os aún cuando se hizo público que las autoridade­s tomaron muestras de ADN, de identifica­ciones, prendas de ropa. “Los familiares no denuncian o acuden en su búsqueda por alguna razón”.

Muestra de ello es el caso de Colinas de Santa Fe, donde se encontraro­n en 156 puntos 300 cuerpos con 14,000 restos óseos y sólo se ha presentado un 10% de personas para indagar.

Lucía Angeles, del Colectivo Solecito, afirma que la falta de denuncia sigue siendo la desconfian­za en las autoridade­s. “En el último hallazgo no nos dejaron entrar y no sabemos si están haciendo correctame­nte los registros, si están tratando a los cuerpos de manera digna”.

Las organizaci­ones de víctimas se quejan constantem­ente de la falta de profesiona­lismo de las autoridade­s para manejar correctame­nte tanto la búsqueda los desapareci­dos.

De acuerdo con las más recientes investigac­iones del tráiler abandonado en Jalisco, lo que pasó en inicio fue que el Instituto de Ciencias Forenses local contrató dos tractocami­nones con refrigerad­or para almacenar los cuerpos que no cabían en sus instalacio­nes sin tomar en cuenta que, por su tamaño, tampoco cabrían los vehículos.

“Están improvisan­do con nuestros muertos como con todo lo que hacen como gobierno”, lamentó Angeles.

El analista Guillermo Trejo, de la Plataforma contra la Impunidad y la Corrupción observa que el problema es la masividad de la violencia: “ha sido muy superior: cinco, seis o hasta siete veces más intensa que las típicas guerras civiles de la segunda mitad del siglo XX”.

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