Vigilia por el séptimo taxista que se suicida en la ciudad
Los conductores encaran una grave crisis debido a la competencia de los vehículos que operan con aplicaciones telefónicas como Uber y Lift
Los familiares y colegas del conductor de Uber, de origen dominicano Fausto Luna de 58 años que se suicidó el pasado 26 de septiembre, hicieron una vigilia ayer afuera de la estación del tren A, en Washington Heights, cerca de donde vivía.
Luna en el séptimo conductor de taxi que comete suicidio en la ciudad de Nueva York en lo que va del año 2018. Voceros de la Alianza de Trabajadores de Taxis (NYTWA) que organizó la vigilia, ratificaron que la causa principal son las continuas dificultades que enfrentan los conductores desde que se agudizó la crisis, debido a la incursión en la industria de compañías como Uber y Lift, que usan aplicaciones telefónicas para operar el servicio.
“Nuestros corazones están con los seres queridos del hermano Fausto Luna. A nuestros compañeros en crisis, les decimos: sabemos que el cambio no puede llegar lo suficientemente rápido, pero el cambio se acerca y mejorará”, dijo Bhairavi Desai, director ejecutivo de la NYTWA.
Desai dijo ayer que pedían al público que abran sus corazones a los trabajadores que están desesperados debido a un modelo de negocios de baja remuneración, saturación y préstamos abusivos como la que utiliza la compañía Uber, y que ha llevado a la muerte de conductores por suicidio en Australia. , Taiwán, India, Sudáfrica y Nueva York.
Desai destacó que cada ciudad debe analizar con más detalle lo que sucede cuando las corporaciones respaldadas por Wall Street utilizan miles de millones de dólares en capital para llevar a los trabajadores del volante a la pobreza.
Luna se arrojó frente a un tren A en marcha, después de los suicidios de seis conductores de taxi amarillos y limusinas de la ciudad de Nueva York este año. La oficina del médico forense de la ciudad dictaminó que la muerte de Luna fue un suicidio.
De acuerdo a la NYTWA, los conductores están cayendo en la desesperación porque las aplicaciones han inundado las calles con automóviles, afectando directamente los ingresos de los conductores.
Según la NYTWA, el exceso de autos obliga a los conductores a competir por las escasas tarifas. Mientras tanto, el valor de los medallones que se requieren para operar un taxi amarillo se ha desplomado de más de $ 1 millón a $ 200,000, lo que ha llevado a algunos propietarios de los medallones a la bancarrota.
Entre tanto Ryan Price, director ejecutivo de Independent Drivers Guild, un sindicato que recibe parcialmente fondos de Uber dijo: “La industria de vehículos de alquiler se encuentra en una crisis de gran alcance que está afectando a miles de familias en toda nuestra ciudad en la actualidad”.l