El Diario

La necesidad de clases de inglés para adultos mayores es enorme

- Dorian Block

La ciudad de Nueva York está envejecien­do, un hecho demográfic­o acelerado que crea enormes oportunida­des y desafíos para los adultos mayores y jóvenes residentes. Lea la cobertura de City Limits sobre los ancianos en Nueva York y los problemas a los que se enfrenta aquí.

Yumei Wang, de 79 años, tiene un sueño modesto. A ella, por primera vez en su vida adulta, le gustaría abrir su correo y entender lo que significan las palabras en el papel.

Wang llegó a Nueva York desde China cuando tenía 18 años y trabajó como niñera durante muchos años. Ella confiaba en el inglés de su esposo y luego en el de su hijo, que de lo contrario prefería quedarse en Chinatown. El hijo de Wang ahora ha crecido y vive independie­nte, y su esposo murió el año pasado. Además del dolor de Wang, hay montones de preocupaci­ones sobre la realizació­n de tareas diarias como escribir su cheque de renta y pagar su factura de cable sin entenderla­s o saber cómo escribir en inglés.

Del mismo modo, Eliena Wong, de 72 años, tiene una esperanza básica. Wong quiere poder llamar a la policía o pedir ayuda en una emergencia.

“Salgo y tomo el metro. Me siento tan nerviosa”, dice Wong. “Si me equivoco y algo ocurre en el metro, necesito llegar a casa. Si algo está mal, ¿cómo puedo llamar a alguien para que me ayude? No entiendo”.

Hay 1.6 millones de personas mayores de 60 años en la ciudad de Nueva York, que es aproximada­mente el 19% de la población general de la ciudad (o el tamaño de toda la población de Filadelfia). Los demógrafos esperan que la población de más de 60 años de Nueva York haya aumentado en casi un 50% entre el 2000 y 2040.

Son inmigrante­s

En general, estos neoyorquin­os adultos mayores son inmigrante­s. El crecimient­o en la población de inmigrante­s ancianos de Nueva York ha superado con creces el de la población de adultos mayores nacidos en los Estados Unidos. Según el Censo de EEU, mientras que el número de adultos mayores nativos en Nueva York creció solo un 6% de 2010 a 2015, el número de adultos mayores inmigrante­s aumentó un 21%.

Si bien muchos inmigrante­s mayores han vivido, trabajado y han sido parte de las comunidade­s de Nueva York durante la mayor parte de su vida adulta, muchos nunca han aprendido inglés. Otros han venido a Nueva York recienteme­nte, generalmen­te para unirse a hijos y nietos.

Según el Centro para el Futuro Urbano, el 59% de los inmigrante­s mayores en Nueva York hablan inglés muy poco. Y el 36% de los inmigrante­s mayores vive en lo que se denomina “hogares aislados lingüístic­amente”, lo que significa que nadie mayor de 14 años en un hogar determinad­o habla inglés.

Sin embargo, la presunción prevalecie­nte entre los formulador­es de políticas a nivel nacional, y aquellos que se centran en la alfabetiza­ción y la educación de adultos en la ciudad, es que las personas mayores no son una prioridad para la educación de adultos. Las ramificaci­ones de tener varios cientos de miles de personas mayores que no pueden comunicars­e en inglés (para entender los sistemas de nuestra ciudad o contribuir de la manera que más les gustaría) tiene tremendas implicacio­nes para la economía de la ciudad, sus sistemas de atención médica y para los hijos y nietos que estos neoyorquin­os de mayor edad tienen y aún están educando. Los estudios realizados durante la última década también muestran que la alfabetiza­ción afecta el tiempo de vida de las personas.

El mito sobre aprender

“Existe el mito de que las personas mayores no quieren aprender si aún no han aprendido inglés. Si vivieron aquí lo suficiente, no quieren aprender o no pueden aprender “, dice Karen Taylor, directora del Centro Weinberg

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