‘A Nicaragua no podemos volver ni muertos’
Activista denuncia los ataques del Gobierno a los derechos humanos
La activista por los derechos humanos Francisca Ramírez denunció los actos que el Gobierno de Daniel Ortega, está cometiendo contra campesinos lamentando que hoy los exiliados ni siquiera puedan volver para obtener sepultura.
“El Gobierno ha convertido la lucha por la justicia y los derechos humanos en un símbolo terrorista”, lamentó Ramírez, vocera de la Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil, congregación de colectivos que defiende los derechos de 30,000 personas desplazadas.
Luego de cinco años en los que estuvo “en búsqueda y captura” desde que en 2013, el Estado emitiera una ley que la despojaba autoritariamente de su parcela de tierra por la construcción de un megaproyecto, Francisca se vio obligada a salir del país ante la incesante violencia.
La primera parada fue Costa Rica, que se ha convertido en un fortín para la reorganización de la resistencia nicaragüense en el que, pese a que las condiciones de vida no son las mejores, la posibilidad de morir en cualquier momento no está presente, como sí le sucede en su país.
No obstante, durante el viaje Francisca perdió a dos compañeros, uno intoxicado y otro electrocutado. Entre lágrimas, la activista lamenta no haber podido volver a su país natal a enterrarlos. “Los tuvimos que enterrar en Costa Rica”, rememora.
Según cuenta la damnificada, en el país hay más de 500 presos políticos y más de 400 personas asesinadas. “Eso documentadas, los asesinatos son más”, asegura.
La coordinadora del Movimiento Campesino Anti Canal, llamado así por oposición al proyecto que se quería construir donde miles de campesinos labraban la tierra, relata que las cosas se recrudecieron cuando el Gobierno introdujo grupos paramilitares.
“Llegaban los paramilitares en moto, bien armados, se paraban y en algunas casas abrían y teníamos que huir forzosamente. No podíamos dormir pensando en que nos llevarían a las cárceles para torturarnos. Hasta nos metíamos debajo de la tierra para que no nos encontraran”, recuerda Francisca.
El control por parte de Ortega va más allá de la supremacía militar, pues, según la mujer, “los poderes judiciales también los maneja él”.
La condena por “terrorismo” se ha convertido en una norma para los que van en contra del mandatario, quien ejerce como presidente desde 2007.
“Ortega dice que en Nicaragua hay un diálogo, pero no hay ningún diálogo. Hay paramilitares que andan con
dice.. fusiles de guerra, matan y torturan”,