LA CRISIS QUE SE AVECINA
Los resultados de las elecciones del 6 de noviembre podrían determinar un cambio radical en la naturaleza de nuestro país. Un retroceso del país de las oportunidades y el ideal de la justicia al oscurantismo antidemocrático y la discriminación legal.
Los dos primeros años del gobierno de Donald Trump son una guía para lo que vendrá.
Estas son algunas de las características de lo que podría sobrevenir. Todas las fuentes son los intentos actuales del gobierno y las declaraciones de sus dirigentes.
Así, caerá el control gubernamental de las grandes corporaciones, cuyo interés no es paralelo al del resto de la población. Ya ahora tienen a sus representantes a cargo de los mecanismos que debían limitarlos. Y ya existen los proyectos de ley que pretenden socavar la regulación, con efectos perniciosos sobre la salud en los puestos de trabajo y el uso de tóxicos industriales, por ejemplo.
La independencia judicial será una ficción. Además de la Corte Suprema, ya tergiversada, se confirmará en todo el país a decenas de jueces cuyos principios son paralelos al del ejecutivo y cuyos puestos fueron mantenidos vacantes por la oposición durante la presidencia de Obama.
La lucha contra el cambio climático será revertida, tanto en inversiones federales a sustitutos energéticos como en la limitación de los productos contaminantes como el carbón.
En la salud pública el GOP anunció que anulará Obamacare el año próximo, negando el cuidado médico a 20 millones de estadounidenses.
Para financiar los recortes impositivos para corporaciones aprobados este año, se efectuarán recortes en los programas de MediCare y MediCaid (MediCal en California) y utilizarán fondos del Seguro Social.
La libertad de prensa será atacada, tanto en lo personal contra los trabajadores de la información como en el aspecto político y económico.
El control al poder ejecutivo será una temprana víctima, al detenerse la “investigación de Rusia” por alguno de los varios mecanismos ya iniciados por el presidente, incluyendo la investigación de los actuales investigadores.
Los derechos de los votantes serán despreciados por medio de estatutos como necesidad de un documento de identidad, cierre temprano de urnas, escasez de centros de votación y la restricción del acceso al voto.
En el próximo rediseño de distritos electorales, disminuirá la influencia de las minorías - latinos, afroamericanos y nativo americanos.
Y el ataque contra la inmigración indocumentada y legal revelará abiertamente su esencia racista, como una herramienta para convertir al inmigrante en el chivo expiatorio de la frustración popular.
Todo esto amenaza con volverse realidad si las señales actuales persisten. Y especialmente si los votantes latinos se quedarán en casa una vez más y se abstienen de votar.
Por todo esto, es imperativo que quien pueda votar el 6 de noviembre lo haga.•