Mensajes en español desde Puerto Rico
Josie Arroyo, fundadora de Bien Cool ha conseguido que su empresa crezca a pesar del huracán María
“La idea surgió de la nada. Nunca pensé en hacer un negocio de este tipo pero una noche tuve la idea y me transporté mentalmente al pasillo de la farmacia. Y en ese viaje mental que hice no recordé ver unas tarjetas como las que me estaba imaginando. Al día siguiente empecé a trabajar con Mari [Mari Nieves, una amiga] en ello”.
Así recuerda la puertorriqueña Josie Arroyo el momento en el que comenzó lo que ahora es Bien Cool, una empresa que hace tarjetas para distintas ocasiones (felicitaciones, bodas, cumpleaños, amor), utiliza diseños limpios, entre minimalistas y pop, y llevan su mensaje con frases cortas coloquiales, divertidas, algunas picantes, otras irreverentes en español.
Cuando Bien Cool estaba en fase de proyecto, alrededor de 2013, en realidad era un hobby que tenía como objetivo tener un segundo ingreso con el que ayudar a pagar los préstamos de estudiante de Arroyo quien estudió periodismo investigativo en Miami y el apartamento de Mari Nieves. En esta ciudad trabajó como editora de contenidos de Yahoo en español. Cuando regresó a San Juan, y le vino a la cabeza meterse en el negocio de las tarjetas, estaba trabajando como directora de mercadeo de una insititución de educación superior en la isla.
Compaginó ambas cosas hasta que las tarjetas empezaron a crecer. “Tenía un buen salario e iba invirtiendo en la empresa, unos $15,000 o $20,000 en materiales, la web, envíos, etc”. No solo tenía que crear las frases sino que también estaba gestionando los pedidos de 25 puntos de venta y “las cosas se empezaban a escapar de mi control”.
Trabajaba cuando salía de trabajar o en su hora de almuerzo. Así, en 2015, cuando ya tenía algo de ahorros y 33 años, decidió dejar su trabajo como asalariada y dar el salto definitivo al empresariado. “Todo el tiempo tenía dudas pero también el instinto de que iba a salir bien y funcionar aunque siempre le ataca a uno el síndrome del impostor”, explica.
Un programa de start ups de un banco ofrecía un préstamo comercial con ciertos beneficios como bajos intereses, lo solicitó ($30,000) y con ello tuvo ayuda en la primera fase de crecimiento. “Así pude expandirme a más tiendas”. Dice que tomar prestado le daba terror, incluso más que usar sus ahorros, “pero es un mal necesario”.
Todo iba bien, ampliando negocios y Arroyo se incorporó a un acelerador de negocios en Puerto Rico. En agosto de 2017 la página web había alcanzado su récord de ventas. Un mes más tarde el viento y el agua se lo llevaron todo en la isla.
“Nos quedamos sin dinero. En mi casa llegó la luz 90