Del trono de las drogas al banquillo de la justicia
La vida del rey del cártel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, alias el “Chapo”, ha sido una mezcla de violencia, drogas y lujos excéntricos, donde el mito, muchas veces, se ha impuesto a la realidad.
“De los pies a la cabeza es bajito de estatura, de la cabeza hasta el cielo yo le calculo su altura, porque es grande entre los grandes, a ver quién tiene duda”, así describe al Chapo el cantante Triguillo Palma, en una de las decenas de canciones (narcocorridos) en las que se ensalza en el norte de México al narcotraficante.
Nacido el 4 de abril de 1957 en la localidad de Badiraguato (Sinaloa) y apodado el Chapo por su baja estatura, el todopoderoso emperador de las drogas se enfrenta ante un tribunal de Nueva York a cadena perpetua acusado de introducir 457 toneladas de estupefacientes en EEUU, entre otros crímenes relacionados con su actividad al frente del cártel de Sinaola.
Conocido también por su excéntrica vida de lujo, plasmada no solo en canciones, Guzmán ha sido inmortalizado internacionalmente en la serie televisiva producida por Netflix y Univisión, que narra su ascenso y caída como traficante.
El Chapo creció en una familia pobre en un rancho de Badiraguato, conocido como la Tuna, donde a los 15 años comenzó a cultivar y vender marihuana y opio.
“La única manera de tener dinero para comprar comida y sobrevivir era cultivar opio y marihuana, y con esa edad comencé a cultivarla y venderla”, aseguró el Chapo en su entrevista a Sean Peann.
En la década de los noventa, tras la detención en 1989 de Félix-Gallardo, el Chapo decidió ir por libre y crear el cártel de Sinaloa, que luchó contra sus rivales para hacerse con el control del narcotráfico en Guadalajara y que desde comienzos de los noventa transportó la droga entre EEUU y México a través de túneles.l
/EFE