El Diario

Embarazada­s, adelante en la caravana migrante

- Gardenia Mendoza MÉXICO

A lado de los bebés, niños, ancianos y lisiados, caminan las mujeres centroamer­icanas en la caravana migrante que aún tiene a un nutrido contingent­e en la Ciudad de México. Ellas saben que ahora son la retaguardi­a, las que se rezagan a paso lento porque no es fácil subir los camiones con la destreza de un muchacho.

Pero saben que llegar a la frontera con EEUU, la situación se invertirá y entonces ellas serán las del frente, las primeras en pedir refugio.“Ese señor Trump nos tiene que recibir”, observa Evelyn Martínez, hondureña, 25 años y siete meses de embarazo.

Evelyn es una de las mujeres encintas que, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, suman siete en la caravana; de acuerdo con las preñadas, que se identifica­n entre los 7,000 migrantes, podrían ser unas 30.

Esta mujer, oriunda de Santa Bárbara, sabe que puede tener un hijo mexicano y se alegra. No en vano se unió al contingent­e y cruzó con el torrente humano por la fuerza el pasado 19 de octubre. Aquel día estuvo a un paso de abortar.

Ella dormía en el piso, cuando escuchó entre sueños los gritos de algunos de sus paisanos. “Ahí vienen los narcos, recojan a sus niños”. Ahora cree que fue una estrategia de intimidaci­ón pero, en aquel momento, se asustó tanto que empezaron las contraccio­nes y los sangrados. Se desmayó.

“Cuando desperté ya estaba en la Cruz Roja y mi familia, mi padre, mi hermano y mi hijo, muertos de miedo”, recuerda.

Otro mal momento ocurrió en Ciudad de México cuando en un poblado cuyo nombre no recuerda se quedó sin techo para dormir y, en medio de la noche, en uno de los días más fríos de octubre, comenzó a llover. Era tan fuerte la tormenta que ella sintió que se ahogaba.

“El bebé me pateaba y yo no me había sentido tan infeliz desde el día que dejé mi casa a medio construir, sin techo: era el ahorro de toda la vida porque siempre habíamos rentado, pero allá no se puede vivir: te quieren cobrar derecho de piso por todo”.

Organizaci­ones de derechos humanos en México solicitaro­n el acompañami­ento en el trayecto de la capital mexicana hacia el Norte, a través de una carta dirigida a la ONU, a las Brigadas por la Paz, Médicos y Abogados sin Fronteras, Oxfam y la Comision Nacional de los Derechos Humano.

“La vulnerabil­idad de la mayoría de los integrante­s de la caravana (refugiados, niños, niñas y mujeres) exige atención prioritari­a en los lugares de mas riesgo por las zonas que transitan: las carreteras”, puntualizó el documento.

Abigail, una hondureña embarazada, está exhausta tras caminatas de hasta 12 horas.

Abigail, oriunda de San Pedro Sula, se acaba de enterarse que tiene cuatro meses de embarazo. Estaba tomando pastillas y no sabe qué fallo. El caso es que se siente muy mal: tiene fiebre y agotamient­o después de las largas caminatas que hizo sin saber de su gestación.

“Me preocupa si esto pudo perjudicar al bebé pero no le quiero decir a mi esposo porque se va a querer quedar en México para no ponernos en riesgo y yo quiero llegar a EEUU”.

Abigail se recuesta en medio del campamento Magdalena Mixuca. Quiere dormir y pensar que todo va a estar bien.

suspira.. “Ojalá mi hijo nazca en Estados Unidos”,

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/GARDENIA MENDOZA Evelyn Martínez, hondureña, tiene siete meses de embarazo.

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