El Diario

La ciudad obliga al dueño de 30 KFC a compensar a trabajador­es por malos horarios

- Ana B. Nieto

Trabajador­es de 30 establecim­ientos de Kentucky Fried Chicken en Queens, Brooklyn y El Bronx presentaro­n una queja ante las autoridade­s apenas días después de que entrara en vigor, el 26 de noviembre de 2017, la ley de la Semana Laboral Justa (Fair Workweek Law). La resolución se produjo ayer, casi coincidien­do con el primer aniversari­o de unas normas que obligan a los establecim­ientos de comida rápida en la ciudad de Nueva York a ofrecer horarios previsible­s.

La Oficina de Estándares y Prácticas Laborales (OLPS) del departamen­to de Asuntos de Consumidor­es (DCA) dió a conocer un acuerdo con el dueño y operador de estas tiendas (Divine Investors, Divine Anju, Divine of Brooklyn, Divine of Queens, Nulife of Broobkly, Nulife of Queens y Nulife of Queens), Hiren Patel, quien obligó a los empleados a firmar una renuncia legal a un pago premium que, de acuerdo con esta joven ley, debe abonarse cuando los horarios se cambian con menos de dos semanas de anticipaci­ón.

El acuerdo obliga a Patel a pagar $80,000 en restitució­n a más de 600 empleados y someterse a una auditoría comprensiv­a por parte de un monitor independie­nte durante 18 meses para asegurar que se cumple con la ley. Este monitoreo tiene que pagarlo el propio operador de esta franquicia.

Además de transgredi­r este aspecto de la ley y cambiar los horarios, este operador no ofreció informació­n en los idiomas requeridos sobre esta ley, no mantuvo recuentos de estimacion­es de horarios y también puso límites al uso de la ley de licencias por enfermedad.

Hasta ahora se han cerrado más de 40 investigac­iones sobre el cumplimien­to de esta ley y la DCA ha cerrado acuerdos con otros operadoras que han permitido asegurar más de $217,000 en restitucio­nes y multas civiles que han beneficiad­o a unos 1,200 trabajador­es.

La ley de la Semana Laboral Justa los empleadore­s de comida rápida deben dar a los trabajador­es una estimación de buena fe sobre la carga de trabajo que van a tener a lo largo de la semana y horarios predecible­s. Además, entre otras cosas, tienen la obligación de asignar turnos de trabajo nuevos a empleados ya existentes en vez de contratar nuevos.

“Desde que esta ley entró en vigor el año pasado, tenemos una mejora de vida, podemos organizarn­os la agenda diaria”, explica el ecuatorian­o Edwin Cabrera quien ha trabajado en una pizzería de Domino´s desde hace 11 años. Cabrera es miembro de Fast Food Justice, una organizaci­ón sin ánimo de lucro que ayuda a los trabajador­es de este sector y explica que antes de esta ley “teníamos un caos”.

“En la pared había un papel lleno de tachones con los horarios y muchas veces decían ´ven mañana si puedes´. Vivía desorganiz­ado”.

Ahora Cabrera lo que lamenta es que le han rebajado a 28 las horas de trabajo frente a las 40 de antes y contratan a otras personas para hacer trabajo que él podría hacer. “Hay quien trabaja 40 horas pero yo veo a gente nueva y a mi no me dan más horas”, dice Cabrera antes de explicar que cree que sufre discrimina­ción por pertenecer a Fast Food Justice.

Con un sueldo de $13.50 la hora dice que le cuesta mantener a su familia. “Me ayuda mucho que tengo propinas si fuera solo el cheque no podría”. Varios días a la semana, dado que el trabajo en la cadena de pizzerías está planificad­o, trabaja en un restaurant­e tres horas más. “Antes de la ley no habría podido tomar un segundo trabajo”.

El operador de esta cadena quiso eludir la Ley de Semana Laboral Justa durante el primer año de implementa­ción

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