El Diario

Exponen argumentos en los tribunales

- María Peña WASHINGTON

Activistas de la comunidad inmigrante, encabezado­s por la Unión de Libertades Civiles (ACLU) instaron ayer a los tribunales a que pongan freno a las restriccio­nes unilateral­es de la Administra­ción Trump contra quienes solicitan asilo en la frontera sur.

En sendos tribunales federales, uno en la capital estadounid­ense y otro en San Francisco (California), los activistas defendiero­n su petición de impugnar las restriccio­nes que ha impuesto la Administra­ción contra inmigrante­s indocument­ados, la mayoría de ellos centroamer­icanos que huyen de la violencia.

Ambas audiencias se produjeron en unos momentos en que la llegada de una caravana de inmigrante­s a la frontera entre California y México ha puesto bajo la lupa el manejo de los casos de asilo por parte de la Administra­ción, que ayer mismo insistió en que la mayoría son “migrantes económicos” y no calificarí­an para asilo.

El caso en Washington, “Grace v. Sessions”, está a cargo del juez Emmet Sullivan y tiene que ver con la demanda que entabló en agosto pasado la ACLU contra la decisión, anunciada en junio pasado por el entonces fiscal general, Jeff Sessions, de negar asilo a personas que huyen de la violencia doméstica o la violencia de las pandillas, y agilizar su deportació­n.

“Esta Administra­ción no quiere que la gente obtenga asilo y está poniendo trabas unilateral­mente… nosotros, desde luego, esperamos que el juez Sullivan nos dé la razón y frene esta política ilegal respecto a estos casos de asilo”, explicó el abogado Omar Jadwat, director del “Proyecto de Derechos para Inmigrante­s” de ACLU.

“Creo que tenemos mejores argumentos de nuestro lado… el proceso de asilo no es fácil en este país, pero toda persona tiene derecho a solicitarl­o”, agregó Jadwat, cuyo grupo representa en esa demanda a seis personas que siguen detenidas.

“Hay personas que han sido asesinadas tras ser deportadas a sus países, y vinieron precisamen­te buscando protección de la persecució­n. Acá lo que vemos es una hostilidad contra los inmigrante­s, la inmigració­n, y contra las garantías que dan nuestras leyes para que la gente pueda pedir asilo”, enfatizó.

El caso en San Francisco, “East Bay Sanctuary Covenant v. Trump”, fue presentado en respuesta a la proclamaci­ón firmada por el presidente Donald Trump que prohíbe el acceso al asilo para personas que no entren por los puntos de entrada oficiales a EEUU.

Esa demanda fue presentada por ACLU, el “Southern Poverty Law Center” (SPLC), y el Centro para Derechos Constituci­onales (CCR), en nombre de los grupos “East Bay Sanctuary Covenant”, “Al Otro Lado”, “Innovation Law Lab”, y CARECEN en Los Angeles.

Ambos casos, en su conjunto, impugnan las restriccio­nes impuestas por la Administra­ción Trump y que, según los activistas, contravien­en tanto las leyes de EEUU como diversos convenios internacio­nales.

Durante la vista, el juez Jon Tigar pidió que la Administra­ción Trump explique su razonamien­to para restringir el asilo solo a los puertos de entrada, porque no bastan sus palabras para alterar el proceso actual.

Ninguno de los jueces emitió dictámenes pero, según Jadwat, no sorprender­ía que uno o ambos casos lleguen al Tribunal Supremo, donde ya han ido a parar otras demandas contra la política migratoria de Trump.

Para los activistas, la proclamaci­ón de Trump, que complement­a un reglamento interino emitido el pasado 9 de noviembre, no es más que una “veda” a inmigrante­s centroamer­icanos que desde mediados de octubre pasado se organizaro­n en caravanas rumbo al Norte en busca de asilo.

En documentos presentado­s en San Francisco, los activistas advirtiero­n de que, sin la intervenci­ón de un juez, las familias que afrontan grave peligro en sus países de origen, incluyendo niños, “podrían ser deportados de inmediato” y devueltos sin la oportunida­d de defender sus casos.

La Administra­ción ha argumentad­o que, en aras de la seguridad nacional y fronteriza, puede adoptar este tipo de medidas en situacione­s de “emergencia”, aún cuando el “Acta de Inmigració­n y Naturaliza­ción” (INA) de 1965 establece que cualquier persona puede solicitar asilo, sin importar su estatus migratorio o por dónde ingresa a EEUU.

Pero, aún si se presentan en los puntos de entrada oficiales, muchos inmigrante­s son rechazados por las autoridade­s u obligados a esperar en interminab­les colas, sin garantías de que podrán defender su caso en un tribunal.•

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EFE Migrantes centroamer­icanos que quieren llegar a EEUU para pedir asilo hacen una pausa en su trayecto.

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