El ‘Mover a México’ de EPN quedó sólo en promesa
Diez proyectos simbólicos explican su fracaso
El presidente Enrique Peña Nieto cerrará su administración sin haber cumplido, a cabalidad, con su Programa Nacional de Infraestructura (PNI). Su Gobierno defiende sus logros; pero algunas de las obras emblemáticas reflejan ineficiencia y problemas administrativos, como lo son la falta de planeación adecuada y la corrupción.
Entre las obras “de especial relevancia” –según el Ejecutivo federal– se cuentan 10 proyectos, uno de ellos ya cancelado (NAIM), que impulsarían el desarrollo y el progreso de México. Obras que, contrario a lo esperado, generaron polémica, involucraron irregularidades o fueron sinónimo de incumplimiento.
La Refinería Bicentenario en Hidalgo (que inició con FCH y fue cancelada por EPN); el Tren Transpeninsular de Yucatán; el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM); la Red Compartida; el Tren Interurbano México-Toluca; las líneas tres y cuatro del Metro de la ciudad de Monterrey, en Nuevo León; el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro; el Canal Centenario de Nayarit (que EPN se comprometió a cumplir); las tres “megaobras” de Puebla, e inclusive, el Paso Exprés de Morelos (que involucró a la SCT federal en un caso de “negligencia y presunta corrupción”, según la CNDH), dan cuenta de ello.
En términos generales, dijo el maestro Enrique Soto, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “no hay claridad en muchos de los rubros de la infraestructura, [acerca] de cómo vinculan [los proyectos] en una estrategia nacional […] y cómo vinculan los objetivos de la administración con los rubros de gasto, desempeño y avances” físicos.
Aunque el arquitecto reconoció que durante el actual sexenio fue realizada “una cantidad importante de obras en todo el país”, mencionó que “preocupa” que casos emblemáticos como el tramo carretero de Cuernavaca (donde un socavón causó la muerte de dos personas), el Tren México-Toluca (cuya puesta en operación se retrasará hasta el año entrante por problemas logísticos y operativos) y el NAIM (que refleja múltiples inconsistencias presupuestarias y que ha generado conflictos sociales) “exhibieran la falta de planeación” del Gobierno federal.
La opinión del académico coincide con los resultados del estudio Ojos a la Obra de México Evalúa que refieren que, estas obras, tienen una serie de “problemas crónicos” en sus procesos de contratación que facilitan actos de corrupción.
La práctica “muy común” y “perversa” en la política mexicana “de inaugurar obras o de hacer coincidir las obras con [el desempeño de] los gobiernos es muy lamentable. Debemos de desprender la agenda política de la agenda de infraestructura, que es indispensable para el desarrollo social”, dijo el académico.
Esta circunstancia de precipitar la construcción “cuando todavía no está suficientemente desarrollado el diseño del proyecto” abona a “circunstancias de abuso y de corrupción”, se lee en el documento de México Evalúa.
Según un conteo de la Unidad de Datos de SinEmbargo, a tres meses de concluir su administración, el Presidente Enrique Peña Nieto habrá cumplido con el 58.97% de las 156 promesas que hizo en materia de infraestructura, como parte de su campaña política de 2011-2012.l