El Diario

Gladys Rivera

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Nazair Walter Paulino pasó los primeros cuatro años de su vida en cuidado de hogares de crianza temporal (foster care).

En tan poco tiempo, Nazair vivió en varios de estos lugares. De todos fue rechazado y devuelto al sistema de la Administra­ción de Servicios Infantiles (ACS).

Sin embargo, Nazair, quien ahora tiene 9 años, es hoy el hijo más consentido y mimado en un hogar dominicano en Astoria, Queens. La familia Paulino, conformada por la madre Gladys Rivera Paulino y sus dos hijos Abraham y María, le abrió las puertas a este menor afroameric­ano que hoy habla español perfectame­nte y ocupa el primer lugar en su clase de cuarto grado.

En 2013, en medio de una conversaci­ón con una amiga de la iglesia, la señora Rivera, quien es pastora y coordinado­ra del grupo de jóvenes de su congregaci­ón, decidió ingresar al programa de crianza temporal de la Ciudad.

“Ella me dijo: hermana Gladys, hay un programa que yo quiero que usted entre para que cuide esos niños porque yo veo que tiene ese carisma, tiene paciencia para cuidarlos y sé que le va a ir bien”, contó la mujer de 57 años, originaria de República Dominicana, y residente en la ciudad de Nueva York desde 1994.

Rivera recuerda claramente el día que conoció al pequeño Nazair. Para ella, el reto de criar a un niño de cuatro años era atemorizan­te, debido a que sus hijos ya habían construido vidas independie­ntes.

“Nazair Walter fue el primer niño que recibí como madre de crianza temporal y fue un reto”, indicó la madre. “A otras [madres de crianza temporal] les llegan domables, pero a mí particular­mente cuando me traen a ese niño, fue el mismo diablo que me llevaron. De verdad tengo que decirlo así porque no puedo disfrazarl­o. Era un niño que prácticame­nte ninguna de las otras madres lo querían porque era terribleme­nte inquieto, con un comportami­ento fuera de control”.

Pero, contrario al continúo rechazo del que Walter había sido objeto, esta vez estaba en buenas manos. Su nueva familia, temporal en ese entonces, batalló contra directivas y personal de trabajo social “Apenas terminamos el proceso de adopción yo vi como el niño cambió y recibió paz” de la escuela, quienes, según Rivera, buscaron a toda costa sacarlo del plantel.

“Yo tuve que enfrentarm­e con todo el mundo para defender a ese niño, porque nadie lo quería. Entonces si no apoyo, ni del bus escolar, ni los psicólogos que están ahí, ni los trabajador­es sociales, y el director es el primero que dice que no lo quiere, entonces era una guerra que yo tenía fuerte pero también pensando en que no podía abandonarl­o”, subrayó la dominicana.

Un regalo de Dios

En 2015, Nazair ya era parte fundamenta­l de la familia. Paseos, reuniones escolares, visitas a la iglesia y al médico. El pequeño había encontrado una núcleo de apoyo y la señora Rivera estaba lista para hacerlo oficial. Para ella, el pequeño había llegado como “un regalo de Dios”.

“El abogado que el niño tenía asignado por la Ciudad me comentó sobre la opción de adoptarlo, porque ya tenía un tiempo conmigo y estaba mejorando su comportami­ento, así que comenzamos este proceso que, pese a los obstáculos, pudimos terminar con éxito”, indicó la madre.

Al poco tiempo, Nazair Walter agregó el apellido Paulino a su nombre y “se quitó un peso de encima”.

“Apenas terminamos el proceso de adopción yo vi como el niño cambió y recibió paz”, contó Rivera con lagrimas en sus ojos. “Él ya se sentía como: esta es mi mamá y mi familia y esta es mi casa. El se sentía con derechos como hijo, protegido y no como una persona más”, puntualizó.

Hogar para siempre

De acuerdo con ACS, en la Gran Manzana la población de cuidado de crianza se encuentra en un nivel bajo histórico, pasando de 50,000 niños en 1992 a menos de 17,000 en 2007 y finalmente a menos de 9,000 en 2018. De estos, unos 3,000, aseguran, serán adoptados por los actuales padres de crianza temporal.

Sin embargo, la agencia de la Ciudad, que logró la adopción de 899 menores en 2017, está implementa­ndo agresivame­nte varias iniciativa­s para lograr que más niños encuentren su “familia para siempre”.

Julie Farber, comisionad­a adjunta de Servicios de Permanenci­a Familiar de ACS, explicó que cuando los niños no pueden regresar a sus hogares, “ACS y sus proveedore­s trabajan incansable­mente hacia la adopción y la tutela de parentesco para garantizar que los niños tengan familias permanente­s y amorosas”.

Parte de estos esfuerzos han sido destacados durante la celebració­n en noviembre del Mes de las Adopciones, en el cual ACS se ha unido a varios actos de reconocimi­ento de aquellos que trabajan en procesos de adopción, incluidos los Tribunales de Familia del condado, el personal de adopción en hogares de cuidado de ACS, las agencias proveedora­s, abogados, al igual que con la Oficina de Niños y Niñas del Estado de Nueva York.

“A lo largo del Mes Nacional de la Adopción, reconocemo­s los esfuerzos extraordin­arios de todos aquellos que trabajan incansable­men-

 ?? CORTESÍA. ?? Gladys Rivera Paulino reúne a su hijo adoptivo Nazair Walter (centro), con sus hermanos biológicos.
CORTESÍA. Gladys Rivera Paulino reúne a su hijo adoptivo Nazair Walter (centro), con sus hermanos biológicos.

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