El Diario

Lento el traslado de migrantes a nuevo albergue

- EFE TIJUANA

La caravana de centroamer­icanos ralentizó su cambio de albergue en la ciudad mexicana de Tijuana, en una jornada en la que se dio el cierre del primer refugio, el anuncio de un nuevo programa para migrantes y ensayos de seguridad de Estados Unidos en el cruce fronterizo.

El traslado de más de 6,000 centroamer­icanos, apostados en Tijuana, a un nuevo albergue, este último techado, ha transcurri­do lentamente debido a que las autoridade­s esperaban el consentimi­ento de los centroamer­icanos para moverlos de lugar, mientras que algunos se han ido a otros lugares de refugio en la urbe.

Hasta el sábado, unos 1,000 migrantes permanecía­n a las afueras de la unidad deportiva de Benito Juárez, en la zona norte, que resultó dañado por las intensas lluvias de los últimos días y fue clausurado por autoridade­s sanitarias por “cuestiones de salubridad”.

El refugio temporal, habilitado para dar apoyo humanitari­o a unos 2,000 migrantes, se saturó tras una ocupación de más de 6,000, lo que provocó la apertura de un segundo albergue.

A pesar del cierre, no todos los centroamer­icanos han aceptado ir al segundo albergue, un lugar llamado “El Barretal”, un centro de espectácul­os ubicado en la zona este de la ciudad que ha sido adaptado para recibir a unas 7,500 personas y al que han llegado hasta ahora más de 1,250.

Unos intentan instalarse en el exterior del primer albergue y el resto se han movido a otros a casas de migrantes administra­das por religiosos que no cuentan con capacidad para más de 700 u 800 personas.

Según fuentes gubernamen­tales, de los más de 6,000 migrantes que llegaron a Tijuana desde el 11 de noviembre, oficialmen­te se conoce el paradero de poco más de 2,000.

El trabajo de las autoridade­s locales en las últimas horas en el primer albergue fue convencer a los migrantes de moverse de lugar y algunos aceptaron la propuesta. Pero con la clausura del primer refugio se espera una amplia llegada de migrantes al segundo.

El viernes por la noche el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, exigió a la Policía Federal de México y al Instituto Nacional de Migración hacer “todo lo necesario para que Estados Unidos no vuelva a cerrar la garita fronteriza”.

Gastélum acusó a la caravana migrante de distribuir un panfleto para que se efectuara una nueva movilizaci­ón el sábado al cruce fronterizo, mientras que otra marcha, en contra de los migrantes, también estaba anunciada. Pero ninguna de ellas se llevó a cabo.

Pasado el mediodía las únicas movilizaci­ones que se dieron fueron las de los agentes de Policía destacados para salvaguard­ar el orden.

Afuera del primer albergue, los centroamer­icanos señalaron que las manifestac­iones convocadas estaban organizada­s por grupos provenient­es de EEUU y los querían hacer caer en una trampa para ser repelidos, como ocurrió el domingo pasado.

El nuevo Gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, iba a presentar, a través de la secretaría de Gobernació­n (Interior), un nuevo programa de atención a migrantes centroamer­icanos que se encuentran en el estado de Baja California, noroeste mexicano.l

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