Cumbre del G-20
Trump visitá Argentina para el encuentro de líderes del G20. Esta vez con un perfil más bajo que en anteriores encuentros de líderes. Ha abandonado la actitud prepotente y bravucona que le ha caracterizado. El cambio no se debe a una mejora en sus habilidades diplomáticas, sino en la necesidad de no levantar muchas olas que multipliquen las críticas a nivel internacional y a nivel doméstico.
Adicionalmente, la realidad indica que Trump ha logrado que los líderes mundiales lo ignoren como se ignora al adolescente intrascendente y malcriado al que los compañeros no toman mucho en cuenta.
En una presentación bilateral con el primer ministro Justin Trudeau, el representante canadiense se dirigió a él como “Donald”, mostrando veladamente su desprecio hacia Trump. Se comenta que nada enoja a este señor más, que el hecho de que lo llamen por su nombre en público.
Por su parte, el primer ministro japonés Shinzo Abe felicitó a Trump por “Su gran triunfo en las elecciones de medio término”. Es dudoso que el mandatario nipón desconozca que lo que ocurrió en las elecciones de medio término está muy de lejos de ser un triunfo para Trump, pero seguramente si sabe que la lisonja funciona muy bien con él.
Una escena particular ocurre cuando estando parado en la tarima con el presidente Macri, para una foto, comienza a caminar hacia la salida y sin percatarse que su micrófono está abierto, dice “Sáquenme de aquí”. La táctica fue no levantar muchas olas para no llamar la atención y librarse de las críticas.
En otros videos aparece sólo, sentado, con los brazos cruzados, mientras los líderes de las otras naciones conversan amigablemente.
Pero quizás la escena más triste es esa imagen en la que Trump aparece mirando con toda seriedad el saludo efusivo y el intercambio de carcajadas entre Vladimir Putín y el príncipe de Arabia Saudita Mohammad Bin Salman Al Saud.
Este aislamiento que sufre Trump no sería malo si esto fuera la escuela secundaria, pero la real tragedia es que un inadecuado manejo de las relaciones internacionales por parte de Trump ha aislado también a los Estados Unidos de América y le ha quitado influencia en el entorno mundial.
Así las cosas, y al aproximarse el posesionamiento de una oposición en la Cámara de representantes que parece va a ser implacable, y, con la espada de Damocles de la investigación del procurador especial Robert Muller cuyo círculo parece comenzar a cerrarse; el panorama en lo doméstico y en lo internacional no es el mejor.
Lo peligroso al final es que Trump es un hombre que no acepta la derrota, como aquel animal que al sentirse acorralado puede recurrir a lo que sea para salvarse. Peligroso para el país, sin la menor duda.•