Robo de salarios: los patronos se las ingenian para evadir la ley
En 2012, durante más de seis meses, Alfredo Alegría le daba un beso a su esposa y despedía a sus hijos muy temprano por la mañana. Sus días tenían hora de inicio, pero no de finalización. Él dice que la falta de conocimiento sobre leyes laborales y el miedo a perder su trabajo como ayudante de construcción lo mantuvieron alejado de la posibilidad de tener una conversación con sus jefes.
Faltando solo una semana para finalizar su contrato, Alegría recibió una notificación de su empleador en la que se le pedía que continuara trabajando por cuatro semanas más. Pese al cansancio, aceptó. Para su mala fortuna, según aseguró, fue la decisión equivocada.
“Eramos un grupo de 17 personas las que trabajábamos en ese entonces en una empresa de construcción judía que compraba y vendía casas, pero después de que al final nos pedían que trabajáramos unas semanas más, nos salían con el cuento de que no tenían dinero para pagar o que estaban pendiente de que el banco les pagara para darnos ese dinero a nosotros”, dijo inmigrante, quien, seis años después, sigue a la espera de varios pagos de salarios perdidos y de tiempo extra que nunca le fue saldado.
Alegría, quien llegó hace 36 años de la Ciudad de México, y hoy divide su tiempo entre su trabajo y su misión como líder comunitario de Make The Road NY en Brooklyn, fue uno de los que tomó la palabra ayer en una rueda de prensa a las afueras de las oficinas de la Asamblea estatal, en Manhattan, minutos antes de la realización de una audiencia para analizar los efectos de la Ley de Prevención de Robo de Salarios.
“Estamos aquí para exigir mayor inversión para el Departamento de Trabajo, porque hay muchos casos como el nuestro, en el que los empleadores dejan de pagar los salarios y luego dan vueltas y vueltas y nunca pagan. Se cambian de dirección y luego dicen que esas personas renunciaron”, añadió el trabajador.
El caso de Alegría es solo un ejemplo de muchos que se siguen dando, a pesar que en el 2010 esta ley, que luego fue enmendada en 2014, creó protecciones que ahora se encuentran entre las más fuertes del país, incluidas aquellas contra represalias para los empleados que denuncian a sus patrones. Sin embargo, algunos defensores y trabajadores afirman que la escasez de fondos en el Departamento de Trabajo y “los nuevos trucos de empleadores, como los acuerdos de arbitraje forzado, están socavando los esfuerzos para hacer cumplir las leyes de robo de salarios en los libros del estado”.
“En los últimos dos años y medio hemos asistidos a miles de trabajadoras de salones de uñas de distintas razas a obtener sus licencias como técnicas en uñas y también a poner denuncias en el Departamento de Trabajo”, indicó Luis Gómez, director organizativo para NY y NJ del Sindicato de Trabajadores Unidos (Workers United, NYNJ Joint Board). “He conocido víctimas de acoso, discriminación, condiciones de trabajo inhumanas, pero el mayor problema que continúa destacándose es el del robo de salarios que sigue campante en la industria de salones de uñas”.
Héctor Figueroa, presidente del sindicato 32BJ SEIU, está de acuerdo. Según su análisis, pese a que Nueva York lidera el país con permisos familiares pagados y un camino hacia un salario mínimo de $15, “la práctica insidiosa del robo de salarios amenaza el progreso que hemos logrado para establecer los derechos laborales en nuestro estado”.
“Cuando a los neoyorquinos se les están robando casi mil millones en salarios, es hora de actuar. Estamos orgullosos de apoyar a los líderes de justicia laboral y de inmigrantes para apoyar políticas que pongan fin al robo
Figueroa.. de salarios y protejan los derechos de los trabajadores”, apuntó