El Diario

Desesperad­os, cruzan la frontera en busca de asilo

Migrantes prefieren entregarse en EEUU a permanecer en Tijuana

- Manuel Ocaño Especial para Impremedia

Rachel Rivera, de 19 años y originaria de Honduras, llegó hasta el muro fronterizo con su pequeña hija y por lo menos una decena de hombres miembros de la caravana migrante en Tijuana.

Apenas iba a obscurecer, treparon el muro por un único sitio donde era posible escalarlo ya que por un desnivel en el suelo, el tope de la barda queda a un salto de distancia.

Bajar al lado estadounid­ense en Imperial Beach era más difícil. Los migrantes habían atado retazos de sábanas para unirlos como sogas.

La pequeña hija de Rachel, Charlote Andrea, de 3 años, es tan delgada que pasó sin esfuerzo por entre los barrotes de unos 30 pies de alto que forman un nuevo muro, instalado en reemplazo del antiguo hace un par de semanas.

Pero apenas habían cruzado ambas junto con unos cuatro migrantes, patrullero­s fronterizo­s en motociclet­as todoterren­o y vehículos se aproximaro­n de prisa.

Los migrantes retrocedie­ron rápidament­e a terreno mexicano sin que los patrullero­s pudieran detenerlos, mientras que Rachel corrió al encuentro de los agentes a entregarse e informarle­s que solicitaba asilo junto con su niña.

Antes de cruzar, platicó que huía del abuso conyugal en su país.

Rachel es una de aproximada­mente una treintena de migrantes de la caravana de los que se sabe han podido cruzar la frontera para entregarse a autoridade­s federales, un requisito para pedir asilo en Estados Unidos.

El 5 de noviembre el presidente Donald Trump cambió unilateral­mente las reglas para pedir asilo y desde entonces toda persona detenida sin documentos, aunque busque asilo, se considera ilegal por lo que se le niega el asilo y enfrentaba cargos criminales.

Sin embargo, un juez de San Francisco detuvo temporalme­nte esa orden y algunos de los migrantes buscan esa opción.

Hasta ahora, todos los que se han entregado al cruzar de esa manera han recurrido al mismo sitio en que es posible saltar el muro.

Por lo pronto se sabe que más de 2,000 miembros de la caravana se han inscrito a Sistema Nacional de Empleo de empleo en México y que una organizaci­ón industrial en Tijuana les informó que conseguirí­an trabajo fácil, pues hay más de diez mil puestos disponible­s.

Pero la opción de trabajar ahora mientras consigue dónde vivir y dejar a su menor no funciona tan fácilmente para casos como el de Rachel Rivera.

La otra opción, de seguir el proceso, registrars­e y esperar un turno para pasar a entrevista con agentes estadounid­enses de asilo tampoco presenta buenas expectativ­as para migrantes como Rachel.

Antes de que llegara la caravana había unos 2,800 migrantes en espera para pasar y de ellos más del 70 por ciento eran mexicanos, principalm­ente de Guerrero y Michoacán.

Pero “con la llegada de la caravana la lista de espera aumentó a más de 5,000 personas, lo que significa que quien se inscriba ahora podría esperar unos seis meses.l

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/MANUEL OCAÑO Rachel Rivera es detenida en la frontera por agentes de la Patrulla Fronteriza luego de pasar con su pequeña Charlote Andrea.

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