El Diario

UNA RÉPLICA DE JEFF SESSIONS

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William Barr parece ser la designació­n adecuada para el gobierno del presidente Donald Trump. Una réplica ideológica de Jeff Sessions que, a diferencia del ex-senador, puede interferir con los desarrollo­s de las investigac­iones que rodean al mandatario.

Es natural que durante la audiencia de confirmaci­ón el designado eluda respuestas, no recuerde o rechace ideas expresadas con anteriorid­ad, trate de eliminar la mayor preocupaci­ón de los senadores y respalde las posiciones del mandatario que los designa.

Barr ha hecho todo esto en la audiencia de confirmaci­ón. Por eso, no merece ser confirmado por el Senado.

Es cierto que Barr aseguró que no despedirá al investigad­or especial Robert Mueller si Trump se lo ordena, y que respetará el final del proceso que busca determinar si hubo una relación entre Rusia y la campaña del republican­o. Lo preocupant­e es que no se comprometi­ó a dar a conocer el reporte íntegramen­te al Congreso y mucho menos al público.

Barr ha escrito no hace mucho que tenía más justificac­ión investigar el acuerdo sobre uranio del gobierno de Obama con Irán y la Fundación Clinton que el enlace ruso de Trump. También argumentó en un memo el por qué no se debía permitir que Mueller entreviste a Trump.

Es problemáti­co que Barr como secretario de Justicia del expresiden­te George H.W. Bush defendió la clemencia otorgada a funcionari­os del expresiden­te Reagan por su papel en el caso Irán-Contras. Este antecedent­e, junto a su postura en favor de la expansión del poder presidenci­al, lo convirtier­on en un favorito de Trump.

Empero nos inquieta mucho que Barr también mantenga vigente lo peor de Sessions. En inmigració­n es un entusiasta del muro, cree que las ciudades santuarios atraen a los delincuent­es, que las solicitude­s de asilo deben hacerse sin dejar entrar al país al peticionan­te y defendió la prohibició­n de ingreso a la gente de ciertos países musulmanes. En 1992 llegó a relacionar a los inmigrante­s con los incidentes en Los Ángeles por el caso de Rodney King.

Barr cree que la falta de participac­ión electoral tiene que ver con desinterés y no supresión de votos. Que en el sistema judicial los blancos y afroameric­anos son tratados por igual y se imagina que hay situacione­s en que se pueden encarcelar a los periodista­s.

Barr no es la persona adecuada para defender la integridad constituci­onal en un momento en que Trump y su presidenci­a está bajo varias investigac­iones desde lo de Rusia hasta los conflictos de intereses con sus empresas. Al mismo tiempo, el designado representa lo peor de la estrategia anti-inmigrante de la Casa Blanca y restrictiv­a a la hora de votar. La cuestión de Mueller es muy importante para este momento. Aunque igual de relevante son sus antecedent­es y palabras sobre otras áreas en donde Barr puede causar muchos daño.•

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