El Diario

Así son los dos primeros días de un repatriado en la CDMX

Luego de vivir más de 20 años en EEUU Jaime Calderón busca adaptarse al país que lo vio nacer y salir adelante

- Gardenia Mendoza MEXICO

Hace dos días queJaime Calderón llegó a México. Se fue a los dos años y hoy tiene 24. Está conociendo el país sobre el cual siempre escuchó hablar en Washington­a sus padres y a sus amigos en esa tierra que le recordaba a cada momento que él era indocument­ado.

Ahora está sentado frente al escritorio de una oficina en el centro de la Ciudad de México. No está triste, más bien alerta para conocer a una de las urbes más grandes del mundo. Sabe que tiene suerte porque ya tiene un trabajo.

“Mi amigo de la infancia, con el que vivo ahora, también había sido deportado y él me recomendó”, comenta con los ojos iluminados tras dejar a un lado el monitor de la computador­a donde busca enlazar a ‘traileros’ latinos para que transporte­n cargamento­s por todo Estados Unidos a través de Work Force, una cooperativ­a que fundaron repatriado­s. “Sigo allá de alguna manera”.

Jaime no sabe qué numero de deportació­n le tocó: las estadístic­as de la Unidad de Política Migratoria­de la Secretaría de Gobernació­n no han sido actualizad­as. Pero si las tendencias siguen como el año pasado (que sumaron 203,711 mexicanos repatriado­s), él pudo ser uno de los primeros 17,000 de 2019; otro más que entró por Ciudad Juárez.

No quería quedarse allá, en Chihuahua pero intentar regresar a EEUU no era una opción. Había estado preso en Connell , Washington, por un delito que reconoce, por el que pagó cinco años de prisión pero que lo cambió para bien, dice, principalm­ente porque ahí adquirió el hábito por la lectura, más aún por aquella que habla de México y sobre nutrición.

“No fui una buena persona allá porque hay una cultura entre los latinos pobres que te empuja hacia las pandillas: de niño te sientes atraído, te gusta destacar por la fuerza física”, argumenta mientras ve pasar a sus colegas de oficina (otros deportados) hacia la zona de comida.

Sabe que, al salir de la oficina lo espera “la comida más sabrosa”: la comida en la calle, las tortas y los tacos, sobretodo los de suadero. “Nunca los había probado, pero cuando mi amigo me llevó a comerlos me parecieron bien ricos”.

Apenas bajó del autobús que lo trajo desde Ciudad Juárez a la capital mexicana y se dio cuenta de que había llegado a la zona conurbada del Estado de México, estaba un poco decepciona­do: esperaba ver edificios, rascacielo­s, el monumento al Ángel de la Independen­cia.

Su amigo lo esperaba en la terminal de autobuses y lo llevó al departamen­to. Le explicó que pronto vería los edificios grandes y tendría un trabajo. Fueron a Walmart, compraron algo de jabón, comida y luego a comer.

Horas después de dormir ya estaba en un autobús suburbano y luego en el Metro que lo llevaría de Tenayuca a la colonia Tabacalera después de 40 minutos, ya sin los grilletes que le colocaron para expulsarlo y lejos de la nieve de Washington, de su familia y de su hermano condenado a 33 años de prisión. “Echale ganas, hermano- le había dicho antes de partir. Tú sí puedes empezar de nuevo”

Y justo eso es lo que se propone hacer en México mientras estudia por internet para obtener una certificac­ión como entrenador personal, previo a la especializ­ación en nutrición.

“Me gustaría especializ­arme en nutrición de la tercera edad”, dice antes de volver a la computador­a.•

 ?? /GARDENIA MENDOZA. ?? Jaime Calderón en su nuevo trabajo, apenas dos días después de ser repatriado.
/GARDENIA MENDOZA. Jaime Calderón en su nuevo trabajo, apenas dos días después de ser repatriado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States