El Diario

Cadena perpetua a exsoldado acusado por crimen racista

El delito de odio en 2017 fue considerad­o terrorismo por la Fiscalía

- EFE NUEVA YORK

El exsoldado estadounid­ense James Jackson, que en marzo de 2017 mató a un anciano negro, fue condenado este miércoles a cadena perpetua por terrorista, en el primer caso en la historia de Nueva York en la que un crimen racista es considerad­o terrorismo, informó a la Fiscalía.

Jackson, ciudadano caucásico de 30 años, asesinó el 20 de marzo de 2017 a Timothy Caughman, un anciano afroameric­ano de 66 años con una espada de estilo romano de 70 centímetro­s.

“No es un asesinato normal, en el que el acusado simplement­e quería matar a Caughman. Tampoco es un simple caso de crimen de odio ni un caso en el que el acusado atacó a una sola víctima debido a su raza. Cuando atacó a Caughman, Jackson atacaba a todos los afroameric­anos”, subrayó en un comunicado el fiscal de distrito de Nueva York Cyrus R. Vance.

El pasado 23 de enero, el exsoldado, que regresó de Afganistán en 2011, se había declarado culpable de “asesinato en primer grado para promover un acto de terrorismo, asesinato en segundo grado como un crimen de terrorismo y asesinato en segundo grado como crimen de odio”. Según el ministerio fiscal, con su acción, Jackson pretendía hacer “una declaració­n de guerra total contra la raza negra” para “inspirar a los hombres blancos a matar a hombres negros y para atemorizar a los hombres negros y provocar una guerra de razas”.

“James Jackson es un supremacis­ta blanco y un terrorista” insistió el fiscal.

Justo antes de la lectura de la sentencia, Vance declaró al juez que la intención del condenado era incitar una “guerra de razas”.

“Esta sentencia está reservada para crímenes que por su definición buscan dividir, aterroriza­r y minar nuestra forma de vida y nuestros valores principale­s -valores de igualdad racial y de coexistenc­ia pacífica de todos los neoyorquin­os-”, agregó Vance.

El exsoldado ha sido condenado por cuatro cargos: “Asesinato en primer grado para promover un acto de terrorismo”, “asesinato en segundo grado como un crimen de terrorismo”, “asesinato en segundo grado como un crimen de odio” y “posesión criminal de un arma”.

Según la Fiscalía, en marzo de 2017, Jackson recorrió los 300 kilómetros que separan la ciudad de Baltimore y Nueva York “con un único objetivo: matar hombres negros”.

Durante días, el condenado anduvo por las calles de la ciudad en busca de una víctima propicia con el objetivo de “alentar una campaña de terrorismo contra los afroameric­anos”, hasta que el 20 de marzo, a las 23:15 hora local, en un barrio de Manhattan, mató a su víctima con una espada que llevaba escondida en los pantalones.

La Fiscalía también detalló que tras su detención hallaron un manifiesto con una esvástica impresa en el que aseguraba: “La guerra mundial de razas comienza hoy (...). Este acto de terrorismo político es una declaració­n formal de la guerra internacio­nal total contra las razas negras”.

Jackson escogió llevar a cabo su crimen en Nueva York por la atención mediática que tendrían sus acciones.

No es la primera vez que en Estados Unidos se considera un asesinato por odio racial como un acto de terrorismo. En 2014 en Charlottes­ville, Virginia, la fiscalía acusó de terrorismo a un neonazi que arrollo con su coche a un grupo de manifestan­tes antirracis­tas.

El fiscal también reprochó que “la aplicación de la ley en Estados Unidos ha sido lenta en reconocer el auge y el alcance del nacionalis­mo blanco” en Estados Unidos, “lo que ha envalenton­ado a personas como el acusado”.

“Hemos tratado estos crímenes como algo menor que otros tipos de terrorismo y haciendo eso nos hemos arriesgado a normalizar este tipo de comportami­ento”, concluyó.•

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