El Diario

NYC lucha contra la discrimina­ción por cómo se lleva el cabello

La Comisión de Derechos Humanos advierte que exigir cambios de peinado en trabajos y escuelas va contra las leyes

- Edwin Martínez

En la ciudad de Nueva York pedir a los empleados, a estudiante­s o miembros del personal de una escuela que cambien el estilo de su cabello, bajo la premisa de que ciertos peinados y ‘looks’ no van acorde con los protocolos de formalidad, es un acto de discrimina­ción, castigado por la ley. La misma política aplica para lugares como clubes deportivos y clubes nocturnos.

Así lo dejó claro la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad, tras emitir ayer directrice­s específica­s sobre el respeto al cabello de los neoyorquin­os y la manera como deseen llevarlo, lo que es considerad­o un acto de defensa especialme­nte de las comunidade­s de color. Ese organismo decidió hacer claridad sobre el asunto, luego de recibir siete denuncias de actos discrimina­torios contra personas afroameric­anas, a quienes presuntame­nte no trataron con principios de igualdad.

La movida de la Comisión surgió luego de que trabajador­es de un centro médico y una organizaci­ón sin fines de lucro de El Bronx, al igual que empleados de un salón de belleza de Manhattan y un restaurant­e en Howard, interpusie­ran acciones al sentirse discrimina­dos.

La Comisión advirtió que en la Gran Manzana no hay espacio para actos de racismo o discrimina­ción y mencionó que cuando un jefe o un directivo sugiere o exige a una persona modificar el estilo de su pelo para “lucir mejor”, está recurriend­o a estereotip­os y sesgos basados en caracterís­ticas físicas, violando las leyes de Derechos Humanos.

“El cabello o los peinados asociados con personas negras, a menudo se basan en estándares de looks de blancos que perpetúan los estereotip­os racistas de que los peinados negros son poco profesiona­les. Tales políticas exacerban el sesgo anti-negro en el empleo, en la escuela, al practicar deportes, y en otras áreas de la vida cotidiana”, aseguró la Comisión, destacando que la Ley de Derechos Humanos de la Ciudad de Nueva York protege el derecho a llevar peinados asociados con la raza y la etnia o identidade­s culturales como trenzas, nudos, rastas, espirales, afros, desvanecid­os, entre otros.

Carmelyn Malalis, comisionad­a de Derechos Humanos, destacó que aunque un empleador puede imponer requisitos para mantener un trabajo apropiado, no pueden imponer pólizas de manera discrimina­toria exigiendo texturas de cabello o peinados específico­s.

“Rechazamos ese tipo de pólizas que prohíben el cabello natural o los estilos de peinado, mayormente asociados con personas negras”, dijo la funcionari­a, agregando que “ese tipo de cosas están basadas en estándares racistas de apariencia”.

No discrimina­r a nadie por el pelo

Ramona Torres, quien lleva 30 años trabajando como enfermera, recibió con beneplácit­o el anuncio de la Comisión y dijo que nadie tiene el derecho a discrimina­r a nadie por el pelo, a nivel laboral.

“Este es el pelo que yo tengo, y lo llevo así y si a mí me vienen a decir en mi trabajo que me lo tengo que cambiar, no lo voy a hacer porque mi derecho es tenerlo como lo quiera tener”, dijo la dominicana, quien a pesar de ello aseguró que debería haber leyes más fuertes que castiguen a quienes “dañan” los cabellos. “Mi pelo está muy feo por culpa de una peluquera. A ellas también deberían meterlas con leyes que les hagan pagar por sus daños”.

Ivet Bilia, quien tiene extensione­s capilares, aseguró haber sido víctima constante de comentario­s por parte de personas que se refieren a su cabello y a las caracterís­ticas de “pelo malo” que le mencionan y consideró que la ley debería también castigar comentario­s crueles. “Me preguntan todo el tiempo cosas y me hablan de mi pelo como si fuera quien sabe qué”, dijo la mujer.

Pero Hillary Infante, quien asegura tratar de alisar su pelo constantem­ente “para lucir mejor”, consideró que la ley de la Ciudad no tiene sentido y maneja el tema más allá de la razón.

“Yo creo que son muy exatrabajo «Este es el pelo que yo tengo, y lo llevo así y si a mí me vienen a decir en mi trabajo que me lo tengo que cambiar, no lo voy a hacer porque mi derecho es tenerlo como lo quiera tener». gerados, pues si alguien tiene el pelo malo lo normal es que se lo quiera arreglar y si a mí en un trabajo me exigen alisármelo siempre, pues lo hago si de verdad quiero el y me gusta. No le veo problema a eso”, dijo la dominicana.

Juan González, estudiante de último grado de secundaria, aplaudió el anuncio de la Comisión y dijo que aunque él no es afroameric­ano, siempre ha amado las trenzas gruesas, y le alegra saber que ahora la ley lo ampara.

“Yo soy latino, pero me siento identifica­do con ese estilo de pelo estrafalar­io, pero siempre en la escuela y en mi trabajo de los fines de semana me han criticado cuando he tenido trenzas y me he hecho diseños y me hacen cambiarlo. Ahora si tienen que respetarno­s nuestro estilo y creo que además la ley debería mencionar el respeto al libre desarrollo de la personalid­ad para que sea bien completa”, concluyó el joven puertorriq­ueño.

Un asunto cultural entre latinos

Eva Cueto, quien trabaja en

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