LA PRESIDENCIA DE TRUMP ES LA VERDADERA EMERGENCIA NACIONAL
La emergencia nacional que enfrenta este país no está en la frontera sur, sino en el 1600 de la Avenida Pennsylvania de esta capital federal. El viernes, en la rueda de prensa donde declaró la emergencia nacional —la que luego reconoció que no era necesario declarar—, el presidente Donald Trump volvió a evidenciar su incapacidad para llevar las riendas del país y su desdén por la Constitución y todas las instituciones.
El evento del viernes fue, en un palabra, perturbador. Trump saltó de un tema al otro aunque no tuvieran nada que ver con el asunto para el cual hizo tal convocatoria. Luego aseguró que estamos siendo “invadidos” y aniquilados por millones de indocumentados y que, por lo tanto, hay que declarar una emergencia nacional para levantar el muro que, según él, nos protegerá de todo mal porque el Congreso no le concedió la totalidad de los fondos que pidió.
Empero, en el mismo acto afirmó que “no tenía que hacer esto” (declarar la emergencia) y que lo hizo para agilizar la construcción del muro, aunque también reconoció el extenso y complicado proceso legal que su acción generará por el aluvión de demandas que buscan frenarlo y que es casi seguro lleguen hasta la Suprema Corte de la nación. De hecho, ya 16 estados demandaron a Trump argumentando que no tiene la autoridad de desviar fondos de otros programas para financiar su muro pues lo corresponde al Congreso asignar y aprobar fondos.
La pregunta es qué hará el Congreso y, más que todo, qué harán los republicanos del Congreso que a dos años de esta caótica presidencia siguen quejándose por lo bajo de los excesos del presidente, pero a la hora de la verdad siguen con la cabeza enterrada como el avestruz para evitar enfrentarlo.
La Cámara Baja de mayoría demócrata ya anunció sus intenciones de presentar una resolución que busca anular la declaración de emergencia de Trump. Una vez se apruebe, el Senado de mayoría republicana tiene 18 días para considerarla.
La pregunta es si los republicanos enfrentarán a Trump o, como han hecho hasta ahora, se harán de la vista larga. Y, sobre todo, si la resolución reunirá dos terceras parte del voto en ambas cámaras para superar un seguro veto presidencial.
Ya nada nos sorprende. Los republicanos han excusado todos los excesos de Trump en nombre de un par de nombramientos conservadores en la Corte Suprema, de llenar vacantes con jueces conservadores en otros tribunales de menor instancia, y por una reducción de impuestos que solo ha beneficiado a millonarios y corporaciones.
Cuando el presidente Barack Obama amparó a los Dreamers de la deportación mediante acción ejecutiva y luego, cuando quiso extender la misma protección a sus padres, los republicanos lo condenaron por, según ellos, usurpar el rol del Congreso y violar la Constitución.
Esos mismos republicanos ahora guardan silencio o se lamentan quedamente, pero ninguno, hasta ahora, ha tenido las agallas de enfrentar a Trump.