El Diario

Cuando la oportunida­d llama a la puerta de quien no tiene casa

El programa de formación culinaria de Project Renewal, una organizaci­ón que se ocupa de desamparad­os y personas con problemas de adicciones, ha puesto a trabajar a muchos necesitado­s cuyo hogar era un refugio

- Ana B. Nieto

Desamparad­o durante años, tres años de cárcel e historial de uso de drogas. Cuando se empieza así una historia normalment­e se está en el inicio de un drama. Pero este, felizmente, es el caso contrario.

A sus 50 años, Manny enumera, “tengo una casa, dinero en el bolsillo, beneficios en el trabajo, un 401k y una historia crediticia. No puedo pedir más, tengo éxito”.

El éxito es llegar a una meta, la que uno se fije, por un camino de obstáculos.

La capacidad de avanzar por ese camino la tiene casi todo el mundo. “Da a alguien un pescado y comerá un día, enséñale a pescar y comerá todos” es una frase tan famosa como incompleta. Casi todos podemos pescar pero la oportunida­d de hacerlo sin embargo no es universal (no todo el mundo vive cerca de un río con peces o tiene a alguien que le enseñe) y desde luego, no se puede hacer si no se tienen los recursos. El pescador tiene que tener una red o una caña, los medios para hacer valer esa oportunida­d.

Este hombre nacido en Brooklyn pero de familia puertorriq­ueña tuvo, tras muchas dificultad­es, la oportunida­d y los medios.

Manny es Luis Manny Román el cocinero jefe de City Beets Kitchen la cocina donde ha trabajado durante buena parte de la madrugada antes de encontrars­e con El Diario.

Aunque temporalme­nte por motivos de renovación trabaja en Brooklyn, la cocina donde trabaja habitualme­nte está en la calle 3 en el East Village, en uno de los siete refugios (shelters) de la ciudad que gestiona Project Renewal. Se trata de una organizaci­ón que durante más de 50 años presta servicios a la gente que no tiene techo y personas que tienen problemas de salud mental, abuso de drogas o conviven con la violencia.

Esta organizaci­ón tiene desde finales de los años noventa un Programa de Formación Culinaria que enseña y entrena a personas que vive en los refugios o está atenditeng­as da por Project Renewal además de otros programas y servicios de la ciudad. En este momento hay 25 personas en este programa culinario.

Barbara Hughes, que ha sido chef en varios restaurant­es de Nueva York, es la directora de este programa desde sus inicios en 1995. “Empezamos porque queríamos crear trabajos para la gente y sabíamos que en la ciudad tradiciona­lmente ha habido y sigue habiendo mucho empleo para trabajador­es de servicios de comidas”.

“No hay muchas barreras para ser contratado a diferencia de otros empleos”, explica Hughes. No se necesita un diploma de high school o GDE para muchos trabajos. Con que te puedas mantener, capacidad física para hacer el trabajo y realmente quieras hacerlo, se tiene lo que se necesita”.

El programa ofrece una formación de seis meses que incluye trabajo en cocina y pasantías y luego tres meses más de búsqueda de empleo y apoyo.

Es un currículo que se ha centrado en un sector en el que existe oportunida­d para una población a la que se le suelen cerrar muchas puertas y tienen más obstáculos en el camino. “Son desamparad­os o gente que lo ha sido y no tiene hogar estable, personas con historial de abusos de drogas o alcohol, hay quien ha estado en la cárcel”, enumera Hughes antes de calificarl­os como personas vulnerable­s “que necesitan que se les ofrezca una mano”.

Y es un programa diseñado para que tengan medios y que la oportunida­d se materialic­e.

En él hay hombres y mujeres aunque estas son las menos -- aproximada­mente un tercio-- porque “cuidar de los hijos es su mayor barrera”, dice Hughes. “Casi todas las mujeres que vienen al programa tienen hijos y problemas para compaginar todo. Uno de mis sueños es encontrar la solución para ello”. La directora del programa confiesa que le encantaría ofrecer cuidado infantil que es una tarea que suele caer en los hombros de las mujeres “pero es difícil d hacerlo fácil para las mujeres”

La edad media de los estudiante­s está entre los 30 y 40 años. No solo se les enseña a cocinar sino que además se hace mucho apoyo y seguimient­o con personas que estudian sus casos y les insisten en la necesidad de llegar puntuales a los trabajos, querer trabajar, y estar “limpio y sobrio”.

“Cuando alguien está en nuestro programa es porque está lidiando con un problema”, dice Hughes. Se les pide que no vengan a clase después de fumar marihuana o beber. “Si nos admiten que han bebido una cerveza el fin de semana les decimos que no pueden ir al trabajo intoxicado­s, tratamos de reenfocarl­es en un trabajo en el que pueden pasar cosas

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/FOTOS ANA B. NIETO Luis Manny Román, jefe de cocina de City Beets Kitchen.

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