MANZANAS PODRIDAS
Hay agentes de la Patrulla Fronteriza que encuentran gracioso la muerte de los inmigrantes que fallecen en su intento al cruzar la frontera. Seguramente entre ellos habrá algunos a cargo de cuidar a los menores de edad detenidos. ¡En qué manos están!
No cabe duda que entre los más de nueve mil integrantes del cuerpo policial hay gente responsable, con voluntad de servicio.
El problema no son ellos, sino los otros. Los que participan en sitios secretos de Facebook limitados para agentes del orden, y sus simpatizantes, burlándose del sufrimiento ajeno. Los que reflejan odio con sus insultos a los inmigrantes, los que muestran con orgullo la humillación al prójimo y los que tienen la madurez de un niño como para sacarse fotos defecando y simulan actos sexuales.
Las revelaciones de la existencia de dos grupos secretos en Facebook en donde se bromea con las muertes de bebés y con la violación de políticos pro inmigrantes se combina con los reportes del
mismo gobierno en que se habla del maltrato que reciben los menores de edad que están a cargo de la Patrulla más tiempo del debido.
Los agentes de la Patrulla Fronteriza están bajo una presión inusual ante la cantidad de gente que llega a la frontera y la incapacidad de las autoridades federales para administrar el flujo. Los agentes cumplen funciones para los cuales no están preparados. Eso no justifica que los comentarios en el medio social hayan sido descritos como una manera de “aliviar presión”, como se ha dicho. O sea con un humor cruel.
Es lamentable que la actitud racista y de odio que se ve en los sitios de Facebook no sea una aberración entre los agentes de las fuerzas del orden. El Departamento de Policía de Filadelfia en donde 72 agentes están en problemas por sus posteos.
La Patrulla Fronteriza, a diferencia de otros cuerpos policiales, tienen menos supervisión interna, más autoridad y están mayormente expuestos a la corrupción. Las acusaciones de abuso de violencia y de recibir pagos impropios son comunes. Está a la vista que los controles son insuficientes para evitar los postulantes indeseables.
El problema de cultura policial dentro de la Patrulla está exacerbado por el caos en la conducción del Departamento de Seguridad Interna, en donde los funcionarios intercambian puestos ante los impulsos del presidente Donald Trump. El nuevo jefe de la Aduana y Protección Fronteriza, Mark Morgan, es uno de los que alentaba las redadas cuando estaba cargo de ICE.
La Patrulla Fronteriza requiere más supervisión. Sus agentes deberían portar cámaras en el uniforme y la contratación ser de una manera más eficiente. A fin de cuentas, sus problemas, y el dolor que causan, comienzan con la incompetencia en la Casa Blanca.•