Los bienes raíces siguen siendo de lejos la inversión preferida pero hay que prepararse para conseguir una hipoteca y ver si los precios compensan
Con la Gran Recesión muchas personas sufrieron mucho económicamente. No solo desaparecieron muchos empleos sino que también, en la raíz del problema, desaparecieron las inversiones y ahorros hechas por la mayoría de los hogares. Lo que más perjudicó a la mayoría y a la economía fue la primera caída nacional del valor de las viviendas.
Las casas no solo eran el sitio donde las personas vivían sino también, dada su meteórica apreciación durante años y la facilidad para obtener crédito, la inversión favorita de buena parte de la clase media e incluso de quienes tenían bajos ingresos. Pero con la crisis, los embargos se multiplicaron, el valor de las casas se quedó muy por debajo de lo que se debía con las hipotecas, fue imposible tomar créditos contra el valor de las casas y suburbios enteros se quedaron sin vecinos.
Ahora, pese a esa historia reciente, los bienes inmuebles siguen siendo la inversión a largo plazo preferida de los americanos. Así lleva siendo en los últimos siete años que la empresa Bankrate ha hecho encuestas sobre ello pero en este caso, en 2019 el 31% ha mostrado preferencia por este tipo de inversión y es el porcentaje más alto registrado hasta ahora.
Los mercados de valores están lejos de los ladrillos. A pesar de que los índices bursátiles están en registros récord solo el 20% de los americanos opta por esta vía para ahorrar un dinero que no se prevé usar en 10 años. Un porcentaje muy similar, el 19%, opta por inversiones que proporcionen liquidez y certificados de depósito que apenas tienen rendimiento aunque son muy seguros.
“La preferencia por los bienes raíces es similar en todos los grupos de ingresos”, explican desde Bankrate.
Pese a ello, no es fácil. La Bolsa se ha recuperado pero la propiedad de la vivienda está aún lejos de ello. La tasa de propiedad es del 64.1%, mejor que cuando tocó fondo en 2015, pero a niveles más propios de los años sesenta. Aunque se vive uno de los momentos más extensos de crecimiento económico, la tasa de propiedad de vivienda está por debajo de como ha estado durante las siete crisis que ha vivido el país desde los setenta.
Una de las razones para que no haya más ventas es que faltan casas con precios medios o bajos por lo que la oferta actual tiene precios muy elevados. Eso cuestiona el potencial de revalorización. Además, el hecho de que las hipotecas sean muy bajas no facilita la inversión además, a diferencia de los años anteriores a la crisis, la banca ha endurecido los criterios con los que concede estos préstamos.
Si en cualquier caso quiera prepararse para hacer esta inversión, sepa que ha de prepararse para hablar con un prestamista.
¿Cómo?
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Se trata de un proceso relativamente fácil en el que el especialista del banco o empresa hipotecaria le preguntará por su situación económica: cuáles son sus activo, sus deudas y sus ingresos. La idea es poder calcular cuánto se puede gastar. Consiga
Con ello no tiene la hipoteca concedida pero el prestamista estudiará más a fondo su situación y le dará una idea de lo máximo que le van a prestar y una aproximación a la tasa de interés que le aplicarán. Para llegar a este punto necesi