Trastornos hepáticos: Muchas personas los padecen pero no lo saben
la nada”.
Otro cuadro que preocupa es la pandemia del “hígado graso no alcohólico”. Causada por el sedentarismo, la diabetes, el colesterol elevado y el sobrepeso, anticipan que será la principal causa de mortalidad por enfermedad hepática y de trasplante de este órgano en los próximos años.
Estrategia multidisciplinaria
Alejandra Villamil, hepatóloga, explica: “Este tipo de enfermedades debe ser abordado de manera multidisciplinaria, articulando esfuerzos entre nutricionistas, cardiólogos, endocrinólogos, psicólogos y hepatólogos, porque lo importante de su detección es que en general el paciente tiene otros riesgos. La novedad en la acción terapéutica es que vemos a la persona con un cuadro metabólico que afecta el hígado y con una patología vinculada, es un cambio de paradigma”.
En este sentido, cobra importancia el rol del médico clínico como coordinador del manejo interdisciplinario para que la hiperespecialización no sea una limitante para el paciente.
Los especialistas recomiendan también la cooperación entre médicos y científicos para esbozar estrategias de acción conjunta, orientada a la prevención de la enfermedad y el desarrollo de nuevos tratamientos.
Marcelo Roma, investigador, explica que en los últimos años ha habido muchos avances en el desarrollo de vacunas y tratamientos específicos, sobre todo en la lucha contra las hepatitis virales, pero el trabajo que queda por delante es enorme.
“El tren de la oportunidad pasa y es difícil volver a subirse”, dice. “Es importante la interacción entre la comunidad médica y la científica para encontrar respuestas, ya que aun para quienes tienen dinero no hay suficientes terapias y las que hay son muy caras”. distribución de los recursos del Estado y educación en salud desde una temprana edad parecen ser las claves para prevenir y combatir estas enfermedades y muchas otras causadas por el exceso de consumo de alcohol, malos hábitos alimenticios, falta de actividad física, conductas sexuales de riesgo o falta de vacunación contra la hepatitis A y la hepatitis B.
“Las sociedades médicas tenemos la responsabilidad de dar la voz de alerta -concluye Silva-. La ciencia por sí sola no es suficiente, es la base de la pirámide sobre la que se ejecutan las políticas, pero si estas no son integrales es muy difícil que ese conocimiento se traduzca en salvar vidas de verdad”.l