El Diario

EL ABORTO EN EL SALVADOR

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El calvario de la salvadoreñ­a Evelyn Hernández no termina. La joven fue violada en 2016 por un pandillero. Tuvo un aborto espontáneo, pero fue condenada 30 años de prisión por dar a luz un feto muerto. Después de dos años de prisión se suspendió la condena por irregulari­dades. Pero ahora enfrenta otro juicio.

El Salvador tiene una de las leyes más estrictas del mundo para el aborto. Una modificaci­ón del Código Penal de 1998 prohibió la interrupci­ón del embarazo en todas las circunstan­cias, incluso cuando es consecuenc­ia de violación, incesto o cuando la vida de la embarazada corre peligro. El castigo es de dos a ocho años de prisión. Pero puede llegar hasta 30 y 40 años de prisión cuando el embarazo tiene complicaci­ones como un aborto espontáneo, como le ocurrió a Hernández.

Ella dice que no se dio cuenta que estaba embarazada hasta que fue a un baño y dio a luz un feto muerto en un hospital. La denunciaro­n a las autoridade­s. Según la defensa, la policía contaminó el sitio lo que impidió que se demostrara

la involuntar­iedad de lo ocurrido. Finalmente se le anuló la condena, para comenzar un nuevo juicio ya no por homicidio intenciona­l sino por omisión.

Hay más de 20 mujeres presas cumpliendo condenas de 30 y 40 años por casos similares a la de Hernández, como homicidas. Son víctimas de una ley diseñada para ensañarse contra la mujer. La presunción es de culpabilid­ad en vez de ser de inocencia. El cuerpo de la mujer no es de su propiedad. No puede decidir interrumpi­r el embarazo. Y la sociedad está dispuesta a castigarla incluso cuando no es responsabl­e de lo ocurrido.

Estas mujeres sufren una violación, el trauma de la pérdida del embarazo, la injusticia de la ley y la destrucció­n de su familia. Un estudio de Amnistía Internacio­nal “Familias separadas, abrazos rotos” muestra las dificultad­es económicas y los problemas que así se crean.

Los intentos legislativ­os en El Salvador para permitir que haya excepcione­s en los casos de violación, incesto o cuando la vida de la madre peligra fracasaron en numerosas ocasiones; la oposición de la Iglesia Católica y su influencia son muy fuertes.

Esta ley y su aplicación son actos de hostilidad contra las mujeres. Hasta mientras se buscaba despenaliz­ar el aborto, se proponía al mismo tiempo elevar el castigo hasta los 50 años de prisión.

Es urgente que se indulte a todas las mujeres presas por este motivo. Es necesario cambiar la legislació­n. Lo ideal es darle el control total a la mujer de su sistema reproducti­vo. Muchas mujeres, en El Salvador y todo el mundo, mueren por las malas condicione­s del aborto clandestin­o cuando es prohibido.

Desde hace años, Naciones Unidas y la comunidad internacio­nal demandan que El Salvador legalice el aborto y agilice su despenaliz­ación.

Por lo menos debe respetar a la mujer, permitiénd­oles inmediatam­ente la opción del aborto en circunstan­cias especiales como ocurre en la inmensa mayoría del mundo.•

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