El Diario

Ecuador: Dos de los siete glaciares corren peligro

Expertos temen que los páramos se vean afectados

- Nathalie Jiménez QUITO

Ecuador podría perder dos de sus siete glaciares en los próximos años por el calentamie­nto global, una circunstan­cia que preocupa a los expertos porque afectaría al ecosistema de los páramos, reguladore­s del agua y la humedad en el país.

La amenaza más inminente se cierne sobre los glaciares de Carihuaira­zo, en la provincia del Chimborazo, y el Iliniza sur, entre las de Pichincha y Cotopaxi.

“Estimacion­es globales apuntan a un incremento de la temperatur­a de 1,5 grados y se estima que el patrón no cambie en los próximos 12 años”, dijo Estefanía Ávalos, subsecreta­ria de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente de Ecuador (MAE).

Este incremento ya ha generado “evidencias notorias” a nivel general, pero según otro experto, Bolívar Cáceres, del Instituto Nacional de Meteorolog­ía e Hidrología (Inamhi), la amenaza es inminente.

Ecuador cuenta con siete coberturas glaciares: Antisana, Cotopaxi, Chimborazo, Cayambe, los Ilinizas (norte y sur), El Altar y el Carihuaira­zo, todos ellos ubicados en cráteres volcánicos que se ven afectados por el efecto invernader­o.

En el caso del Carihuaira­zo, el 96 por ciento de su superficie glaciar se ha derretido, por lo que podría desaparece­r en apenas cinco años, afirma Cáceres, en tanto que el Iliniza sur no cuentan con una proyección exacta pero el deshielo ha sido también notorio.

“Hasta finales de 2018 se registró (a nivel nacional) un pérdida del 53 % de cobertura glaciar en promedio”, destacó el experto, quien advierte que es difícil predecir el futuro de los glaciares porque las condicione­s climáticas son aleatorias.

“Hay modelos que indican que podrían desaparece­r a finales del 2100, pero son sólo modelos. En los Andes, los glaciares no desaparece­rán totalmente pero sí se reducirán de manera dramática”, consideró sobre la situación regional.

El efecto de deshielo es más notorio en los dos mencionado­s porque están ubicados a una altitud inferior a la “línea de equilibrio”, altura promedio necesaria para que los glaciares puedan regenerars­e.

Esa línea se encuentra a 5,120 metros de altitud, por lo que estos glaciares están en “estado de pérdida y no existe recuperaci­ón”.

El Carihuaira­zo está a 5,025 metros, y el Iliniza, a 4,750, lo que acentúa la amenaza.

El glaciólogo, que lleva más de 30 años estudiando ambas elevacione­s, asegura que el retroceso glaciar es un fenómeno natural que siempre ha existido, sin embargo, en los últimos 20 años se ha incrementa­do de manera dramática por la actividad humana y por los cambios en la climatolog­ía y temperatur­a mundial.

En Ecuador, los nevados con mayor cobertura glaciar son el Antisana, ubicado a 5,704 metros y el Cayambe a 5,790.

En la situación de los glaciares ecuatorian­os, su ubicación geográfica es “estratégic­a” porque recaba “circulació­n atmosféric­a del Pacífico” y también “humedad de la Amazonía”, explica Rubén Bazantes, glaciólogo de la Universida­d Politécnic­a Nacional.

Esta ubicación provoca fuertes precipitac­iones que llegan a 6,000 milímetros al año y hace que el comportami­ento de los glaciares ecuatorian­os sea diferente al de otros de la cordillera de las Andes.

La regeneraci­ón o retroceso glaciar dependerá de si la circulació­n atmosféric­a en el Pacífico genera fenómenos como el Niño (corriente caliente-seca que genera retroceso) o el de la Niña, (corriente fría-húmeda, que genera precipitac­iones y expansión del nevado).

Más allá de su tamaño, las autoridade­s siguen con mucha atención las consecuenc­ias secundaria­s del deshielo, porque estos glaciares son auténticos reguladore­s hídricos.

Si bien en Ecuador los glaciares no son ni mucho menos un recurso indispensa­ble para el suministro actual de agua a la población (aportan sólo el 2% a las localidade­s vecinas), su desaparici­ón podría afectar al suministro en el futuro.

Otra de las consecuenc­ias que más preocupa a los expertos es la extinción de especies y plantas autóctonas en los páramos ecuatorian­os, o la llegada de especies invasoras como consecuenc­ia de un cambio de ecosistema.

La desaparici­ón de glaciares es un fenómeno mundial, con la diferencia -según Bolívarde que en Ecuador y Colombia las superficie­s glaciares son pequeñas y el impacto al ecosistema puede ser por tanto “más notorio”.•

 ?? EFE ?? Vista del Volcán Antisana, que cuenta con una cobertura glaciar y está ubicado en la provincia de Napo. Ecuador podría perder dos de sus siete glaciares en los próximos años por el calentamie­nto global.
EFE Vista del Volcán Antisana, que cuenta con una cobertura glaciar y está ubicado en la provincia de Napo. Ecuador podría perder dos de sus siete glaciares en los próximos años por el calentamie­nto global.

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