El Diario

Memo desata la locura a su llegada

El portero mexicano es recibido por los fans americanis­tas

- Agencia Reforma CIUDAD DE MÉXICO /AGENCIA REFORMA

Eran casi 400 aficionado­s del América los que formaron con sus cuerpos un larguísimo e improvisad­o pasillo como para recibir a un rey en el aeropuerto capitalino. De alguna manera, Memo Ochoa es eso para ellos.

Inconfundi­bles con sus playeras azulcremas, con las banderas, algunos otros con rizos región 4 simulando a los del portero, ahí estaban los aficionado­s azulcremas mezclados con los barristas listos para recibir al hombre que después de ocho años pisó suelo mexicano, para por fin quedarse.

Los 100 metros de la llegada de vuelos internacio­nales a la rotonda para abordar su camioneta quizá fueron los más largos en la vida de Ochoa. Seis minutos de una mezcla entre alegría y terror por los tumultos, la sensación de asfixia, los codazos, pisotones, el sentir que cada metro avanzado eran auténticos tres puntos. Los barristas repartiero­n golpes para abrir camino.

A Memo lo traían como si fuera el novio en la víbora de la mar durante una boda, mientras él intentaba no perder la vertical y avanzar.

Llegó a la camioneta blanca que lo transportó y volteó para agradecer semejante gesto. El Rey ha vuelto.

La terminal 2 fue un carnaval. Los barristas de La Monumental y El Disturbio, encabezado­s por “El Congo” y Diego Aguilar, la hicieron de guardias de seguridad para organizar la salida de Memo.

El portero, por su parte, pidió a los guardias del aeropuerto que primero sacaran a su familia para evitar riesgos, sobre todo por la bebé en brazos.

Su esposa Karla salió casi media hora antes. Al filo de las 3:40 p.m. se incorporar­on al menos 15 elementos de la Policía Federal. Tronó un cohetón. Ochoa por fin regresó para jugar con el América de sus amores.

“Viene mi Memo Ochoa. ¡¿Cómo no voy a estar aquí!?”, dijo una empleada de limpieza del aeropuerto, quien hizo recurrente­s bromas sobre su último día de trabajo en caso de que el supervisor la descubrier­a.

Llegaron algunos atletas que compitiero­n en Juegos Panamerica­nos y los barristas recibieron con aplausos, antes de seguir con los cánticos

O-chooo-a”.. al son de “Guiii-lleeermo Memo Ochoa sonríe a los fans azulcremas que acudieron a darle la bienvenida al aeropuerto.

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