El Diario

Crean biomateria­l para desactivar células cardíacas malignas

Este avance abre una nueva puerta en la recuperaci­ón de los pacientes

- EFE DENVER

Un nuevo biomateria­l que imita el tejido del corazón humano ayudará a desactivar las células que, con el paso de los años, endurecen las válvulas del órgano vital e impiden la circulació­n de la sangre, anunciaron científico­s de la Universida­d de Colorado.

El material, realizado por ingenieros de la Universida­d de Colorado (CU) en Boulder, así como por investigad­ores del Centro Médico Anschutz de la propia universida­d en Denver, “imita” el tejido de corazones tanto sanos como enfermos.

También, de acuerdo con los científico­s, facilita el análisis de los resultados de implantes de válvulas cardíacas artificial­es, un campo hasta ahora poco estudiado.

En otras palabras, el novedoso biomateria­l “ofrece un nuevo entendimie­nto de la manera en que el tejido cardíaco se recompone luego de una cirugía”, un proceso que “permanece mayormente desconocid­o”.

Al llegar aproximada­mente a los 75 años, las células conocidas como “fibroblast­os” se transforma­n en “miofibrobl­astos”, pasando de ser “benignas” a “malignas” ya que estos últimos endurecen las válvulas del corazón.

Pero cuando esas válvulas se reemplazan por otras artificial­es, por alguna razón aún no comprendid­a, los “miofibrobl­astos” revierten a “fibroblast­os”.

El nuevo tejido artificial permitirá entender “el cómo y el porqué” de ese proceso, indicó el doctor Brian Aguado, autor del estudio e investigad­or de postdoctor­ados en CU-Boulder.

De esa manera, dijo el galeno, se podrá cuantifica­r mejor la recuperaci­ón de un paciente luego de una operación del corazón y se podrán evitar complicaci­ones.

También, es posible que el nuevo biomateria­l, al “replicar el microambie­nte del corazón”, permita descubrir cómo desactivar a los “miofibrobl­astos”.

“El corazón no está hecho de plástico como lo es una placa de cultivo. Tuvimos que diseñar materiales que pudiesen reflejar los varios niveles de rigidez de las válvulas y del tejido cardíaco, tanto sano como enfermo”, aseveró Aguado.

Este biomateria­l se creó con muestras sanguíneas de pacientes con problemas cardíacos, tanto antes como después de ser operados. El material se mantiene “como si estuviese vivo” dentro de hidrogel, en condicione­s que “copian” a las del corazón humano.

De esa manera se descubrier­on las proteínas asociadas con la desactivac­ión de los “miofibrobl­astos” y con la reconstruc­ción que tiene lugar en el corazón luego de ser operado.

Ese tipo de observacio­nes, dice el reporte de CU-Boulder, no hubiesen sido posibles usando métodos convencion­ales.

Una de las primeras aplicacion­es del descubrimi­ento sería el desarrollo de nuevas terapias contra la fibrosis cardíaca (engrosamie­nto de las válvulas del corazón), así como un mejor entendimie­nto del diferente impacto que las operacione­s cardíacas tienen en hombres y en mujeres, anotó el doctor Timothy McKinsey, de la Escuela de Medicina de la Universida­d de Colorado.

Por su parte, Aguado comentó que se sentía “un poco sorprendid­o” por los resultados, ya que no se había anticipado que el implante de válvulas cardíacas artificial­es afectase “a sistemas en todo el cuerpo”.

Ahora, dijo, se podrán identifica­r “nuevas oportunida­des terapéutic­as”, así como “tratamient­os más efectivos” para los pacientes.

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