Adriana Barraza conoció a un ‘Rambo’ más humano
La actriz mexicana es parte de la nueva entrega de la saga
Una saga de adrenalina y acción como “Rambo” no parece, a priori, un proyecto para Adriana Barraza, pero la carismática actriz mexicana explicó que se interesó por “Rambo: Last Blood” ya que aquí se ve al héroe inmortalizado por Sylvester Stallone “de una manera humana”.
Nominada al Óscar a la mejor actriz secundaria por “Babel” (2006), Barraza forma parte en “Rambo: Last Blood”, que se estrena el viernes, de un reparto muy hispano en el que también figuran la estadounidense de origen chileno Yvette Monreal y los españoles Paz Vega, Óscar Jaenada y Sergio Peris-Mencheta.
¿Le sorprendió que la llamaran para una cinta así?
El guion fue realmente lo que me decidió a hacerla. El personaje era muy conmovedor y hay una cosa que me gustó mucho: ver al héroe de una manera humana. Este héroe que tiene ya una edad, que muchas dudas de sí mismo, que tiene una maraña de pensamientos y de emociones... Verlo dudar, verlo flaquear: eso me parece tan importante porque nos conecta como seres humanos con los personajes.
¿Cómo es la relación entre María (su personaje) y Rambo?
Es una mujer con muchos pantalones, que es capaz de decirle a este hombre que viene de la guerra, con esta situación tan complicada: “Espera, para un poquito, ya no estás en la guerra, solo en tu cabeza”. Y es capaz de darle estos consejos maternales, pero también de ponerse fuerte.
Habla muy bien de Stallone como compañero de trabajo. ¿Qué vio detrás de este actor de acción?
Acostumbro a ver el trabajo de mis compañeros antes de empezar a trabajar con ellos... Una película que me encantó fue “Cop Land” (1997). Ahí dije: “Sylvester Stallone no solamente es un actor de acción”. Ahí podía entrar en unas profundidades emocionales muy bonitas. Entonces, cuando tuve mis primeras escenas con él, tuve la fortuna, y por eso hablo muy bien de él, de encontrar a un compañero que no te escatima nada en el escenario.
Es un señor completamente disciplinado, y yo amo la disciplina, que sabe muy bien su negocio (...), y, sobre todo, que se entrega en las escenas. ¿Cómo no agradecerle, a quien sea, que te mire a los ojos, conecte contigo y que, en el primer ensayo, podamos empezar a construir nuestros sentimientos, que de eso se trata en nuestras escenas?
La película representa a México como un lugar muy violento, sangriento y oscuro. ¿No cree que, en estos momentos este tipo de representaciones pueden ser perjudiciales?
Voy a partir de que, obviamente, no se puede tapar el sol con un dedo. Pero creo que en esta película están representados, grosso modo, los dos tipos de mexicanos. El personaje de Paz Vega, el de Yvette y el mío, que somos los mexicanos que nos levantamos todos los días a trabajar, no importa si vivimos de este lado de la frontera o el otro.
Y, obviamente, está ese grupo de personas sumamente violentas, que puede ser de un cartel o de cualquier otro innoble evento. Pero también quiero decir que, afortunadamente, en esta película estamos nosotros para representar a los millones y millones de mexicanos que somos honrados y personas de bien.