Teatro: “Honduras”
Por demanda popular, regresa “Honduras”, la conmovedora historia protagonizada por la actriz mexicana Valeria A. Avina, escrita por la dramaturga Sara Farrington y dirigida por Evan Zes. “Honduras” es un monólogo desgarrador, basado en hechos reales, sobre el drama de las madres inmigrantes hondureñas de NY y NJ. Ellas han recibido ayuda por la dramaturga Farrington y sus colegas en la organización Immigrant Families Together. Se trata de un crudo retrato de la crisis humanitaria en la frontera México-EEUU, de los femicidios, de migrantes desesperados, refugiados, de miles de niños en detención y más. Boletos: $15. Informes: ladyfarrington. com /641-821-0541
Cuándo: hoy y mañana 18 de octubre.
Hora: 7 p.m.
Dónde: The Tank, 312 W 36th St., 1er piso, Manhattan.
UNA MANERA DE ABORDAR LA VIOLENCIA DISCRIMINATORIA EN EL SISTEMA CARCELARIO - POR AHORA
El movimiento para cerrar las cárceles de la ciudad en la Isla de Rikers es un tema de importancia crítica para los latinos. En 2016, los latinos representaron más del 34% de los encarcelados, mientras que representaban tan sólo el 29% de la población de la ciudad. En contraste, el 14% de las personas arrestadas ese año fueron blancas, mientras que sólo representaban el 7% de la población encarcelada. Los latinxs representaron el 35% de todas las personas arrestadas y de esos, el 34% de las personas encarceladas eran la mayoría por delitos de bajo nivel.
Rikers, como todas las cárceles, es peligrosa, pero lo es aún más porque se alimenta de la violencia, es inaccesible para las familias y está oculta de la vista. Es parte de un sistema de prisión preventiva que está medio vacío pero que es fácil de olvidar. Cada día que alguien pasa en Rikers, lugar donde casi todos los detenidos son presumiblemente inocentes, es un día que produce el trauma, el dolor y la dislocación innecesaria de la familia y el trabajo. Por demasiado tiempo ya, la ciudad de Nueva York ha tomado el camino fácil y ha mirado hacia otro lado, ya que los negros y los latinos, que ya son considerados menos valiosos, sufren bajo horribles condiciones previas al juicio, y están expuestos a violencia y criminalidad aún mayores. l movimiento para cerrar a la Isla de Rikers no es una creación del liderazgo de elección popular. El movimiento está dirigido por las personas más afectadas por la detención preventiva, por sus familiares, amigos y simpatizantes. Soy uno de esos partidarios que tuvo la oportunidad de estudiar el
Edaño y uno de quienes, junto con los otros miembros de la Comisión Lippman, el cuerpo de defensores y líderes designados por la expresidenta del Concejo Melissa Mark Viverito, propusimos un plan para cerrar la crueldad existente en la cultura de la cárcel de Rikers. Ese plan confrontó a una población diaria promedio de 9,500 en Rikers. oy, tenemos unas 7,000 personas en las cárceles de la ciudad con estimaciones que proyectan, en unos pocos años, una reducción a 3,000 personas. En una ciudad de 8.2 millones de residentes y millones de visitantes cada año, esta es una hazaña notable en la transformación de los sistemas de justicia penal.
He aquí donde yace el corazón de muchas objeciones: ¿Seríamos capaces, y deberíamos, crear jaulas más humanas? Nuestro objetivo en el movimiento liderado por la comunidad no es solamente cerrar a Rikers, sino finalmente descartar la noción de que el encarcelamiento es una forma aceptable de control social. Hasta que abordemos la violencia de frente, abarcando desde la sórdida y violenta historia de conquista y esclavitud de nuestra nación hasta la violencia interpersonal en nuestros vecindarios y la violencia estructural de la discriminación sistémica, nunca aboliremos por completo las jaulas que dominan nuestra respuesta social al crimen.l
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