El Diario

Concejo vota a favor del cierre de Rikers

- Fernando Martínez

La propuesta incluye construir cuatro prisiones más pequeñas y hacer una inversión de $391 millones para reducir el encarcelam­iento masivo

Es un hecho: el Concejo Municipal aprobó ayer el plan para cerrar la cárcel de Rikers Island en siete años, y dar paso a la construcci­ón de cuatro nuevos centros penitencia­rios en Manhattan, Brooklyn, El Bronx y Queens.

En medio de un clima polarizant­e, una controvers­ia que difícilmen­te tendrá pausa y con el estruendo de protestas a favor y en contra, que inclusive hacían eco en la sala de sesiones de la plenaria del Concejo, se votó la aprobación de la controvers­ial medida con una aplastante mayoría de 36 concejales a favor y 13 en contra.

El presidente del Concejo Corey Johnson, uno de los propulsore­s a ultranza de la propuesta que implica una inversión por el orden de los $8,000 millones de dólares, que se traducirá en la eliminació­n del cuestionad­o complejo carcelario, la construcci­ón de pequeñas unidades de reclusión y un plan para disminuir la población total en las cárceles, subrayó en la acalorada sesión que “hoy es un día de progreso, porque Rikers es una vergüenza para Nueva York”.

“Durante demasiado tiempo, la respuesta de esta ciudad a todos los problemas, fue meter a la gente en la cárcel. Por perdimos generacion­es por el encarcelam­iento masivo, en su mayoría hombres jóvenes de color”, expresó Johnson.

El líder del Concejo anunció que se destinarán $391 millones en las comunidade­s, no solo para reformar el sistema, sino también para abordar las causas profundas del encarcelam­iento.

La concejal Diana Ayala, se mostró emocionada en su derecho de palabra al recalcar que apoyó este plan, enfatizand­o las inversione­s comunitari­as en el sur de El Bronx, una comunidad que calificó como históricam­ente abandonada.

“Con un nuevo centro juvenil, centros comunitari­os mejorados y una expansión del programa’Cure Violence’, los jóvenes de Mott Haven, tendrán acceso a recursos que ayudarán a tener vidas saludables. Agradezco al Comité Asesor del Vecindario de El Bronx, por ayudar a dar forma a este paquete”, indicó Ayala.

El proyecto aprobado por una mayoría de concejales, incluye una inversión en servicios para apoyar a las personas encarcelad­as que enfrentan problemas médicos y de salud mental.

“Es sospechoso el apuro”

En la otra orilla del debate, y previo a un resultado de la votación que no fue sorprevers­ial El presidente del Concejo Corey Johnson abraza a Melissa Mark-Viverito, una de las propulsora­s del cierre de Rikers. sivo, el concejal Ruben Díaz no titubeó en calificar como “sospechoso el apuro de los concejales y el Alcalde en cerrar este centro penitencia­rio, cuando ni siquiera se tiene claro qué pasará con estos extensos terrenos”.

Díaz baraja más sospechas. Cuestionó, por ejemplo, el que los concejales que representa­n a Staten Island salieran a votar a favor de la controsubr­ayó medida, cuando ni siquiera se tiene prevista la construcci­ón de una cárcel en ese condado.

“No están escuchando a las comunidade­s de El Bronx. Quieren invertir millones de dólares en cuatro cárceles nuevas, con aires acondicion­ado y comodidade­s, cuando en las escuelas públicas los estudiante­s se mueren de calor, por citar solo un ejemplo”, el concejal.

El presidente del Comité de Inmigració­n Carlos Menchaca, también se opuso a los términos del plan.

“Creo que este voto solo enriquece a los desarrolla­dores a corto plazo y deja el destino de Rikers en manos de un futuro alcalde y un futuro Concejo”, aseveró.

Menchaca advirtió que esta polémica no termina con el resultado de esta votación.

“Deberíamos seguir obligando al Alcalde a realizar inversione­s reales en nuestras comunidade­s y a demoler las cárceles, no utilizadas ahora, pero especialme­nte terminar con el encarcelam­iento masivo a los pobres”.

Voces a favor y en contra

Antes de la votación, en los alrededore­s del Concejo Municipal las voces a favor y en contra de uno de los planes más controvers­iales en la Gran Manzana en los últieso, mos años, palpitaban entre consignas y argumentos.

Anastacia Tomkins, una joven activista de 25 años, inmigrante de Trinidad y Tobago, se unió a la petición de Just Leadership, una organizaci­ón que exige el cierre inmediato de la cárcel de Rikers y que ofrece alternativ­as a la encarcelac­ión.

“Muchas de las personas que están aquí protestand­o, vivieron en carne propia lo que significa estar prisionero en ese modelo salvaje de violencia, que además representa un capítulo discrimina­torio de la justicia. Más del 85% de los que están allí son personas de color y latinos”.

Otro activista de origen afroameric­ano, Micky Ross de 60 años, quien vivió en “carne propia el infierno de Rikers” cuando era apenas un joven de 21 años, comentó que no se puede esperar tanto tiempo para “cerrar el horror”.

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