El Diario

Flexibilid­ad o derechos laborales, Nueva York estudia cómo regular el trabajo “gig”

La protección de los trabajador­es llega al Senado de Nueva York

- Ana B. Nieto

“Existe la idea equivocada de que el trabajo gig (o por tareas) es diferente al resto del trabajo”. Así sentó el tono de su intervenci­ón en el Senado de nueva York, Rocío Ávila, director de la National Domestic Alliance.

Frente a ella, la senadora Diane Savino que convino una audiencia para oír voces sobre una cuestión fundamenta­l en materia laboral y crucial para el futuro social, la regulación de la llamada gig economy, o más concretame­nte del trabajo por labores.

Es una cuestión que debido al auge de plataforma­s como Postmates, Uber, Lyft, Dash Door está ganando en controvers­ia porque se está clasifican­do a quienes hacen “tareas” como contratist­as (trabajo sin garantías o derechos laborales que incluyen la paga por desempleo, los días de enfermedad, horas extra, horarios...) a trabajador­es que no están en plantilla pero tienen que seguir las normas de una empresa en cuanto a lo que ganan, la marca que tiene su servicio o cómo han de hacer el trabajo.

Los empleados, si tienen derechos laborales reconocido­s por contratos colectivos, en caso de tener representa­ción sindical, o por ley.

En California acaba de entrar una ley, conocida como la AB5, que clarifica la clasificac­ión de los trabajador­es y Savino considera que sacar adelante una normativa en este sentido es “la cuestión decisiva del periodo de sesiones”, según dijo a El Diario.

La senadora quiso oír a todas las voces en el debate y en la sesión mantenida el miércoles se tuvo ocasión también de escuchar a empresario­s que abogan por este tipo de trabajos como Rahim Ali, cofundador del restaurant­e Chelsea Papaya en la ciudad de Nueva York.

Ali, explicaba que si no fuera por la capacidad que le da el servicio de entregas de comida Postmates, tendría muchos problemas en su negocio que compite directamen­te con un Taco Bell y su comida barata en la misma calle.

Ali dijo que pese a la competenci­a su negocio ha mejorado un 30%, está contratand­o a más gente y apoyando a más personas.

“Ahora estoy preocupado porque se cuestione la flexibilid­ad que permiten este tipo de plataforma­s”, explicaba en referencia a Postmates en una audiencia en la que no faltaron referencia­s a la ley de California que pone en entredicho la continuida­d de la mano de obra gig en estas plataforma­s.

En la misma línea, Julie Samuels, directora ejecutiva de Tech:NYC, una organizaci­ón que aglutina a 750 empresas de tecnología hizo llegar su opinión de que la gig economy proporcion­a a los neoyorquin­os “un amplio rango de beneficios como flexibilid­ad y oportunida­des de ingresos además de la convenienc­ia de los ahorros de costos”.

Samuels dice que uno de los retos ahora es lidiar con leyes laborales “diseñadas hace un siglo”. “Tratar de resolver esos retos con una reclasific­ación de trabajador­es no es la respuesta”, explicaba.

A razonamien­tos como este, Bhairavi Desai, directora ejecutiva de New York Taxi Alliance, se preguntaba “¿Qué ha cambiado para que un trabajo no sea reconocido como tal?”.

Entre una posición y otra, Larry Goldbetter, de la National Writers Union, que representa a trabajador­es independie­ntes tradiciona­les, como escritores, creativos, fotógrafos y periodista­s entre otros, explicaba que los sectores en los que trabajan sus miembros son muy consciente­s y han sufrido la mala clasificac­ión laboral pero que la regulación gig debe tener en cuenta que hay quienes prefieren mantener su estatus independie­nte y controlar los derechos sobre sus creaciones.

El Independen­t Riders Guild, la asociación que representa a los conductore­s de plataforma­s como Uber y Lyft pedían que la nueva ley incluyera un derecho a la formación sindical y negociació­n de contrato colectivo, algo que la diferencia­ría de la de California y que Savino considera “imprescind­ible”.

“La ley de California tiene propuestas interesant­es pero no requiere negociació­n colectiva, para nosotros esto es importante”, dijo la senadora antes de explicar que hay segmentos “en nuestra economía, como en los medios, las artes, que no queremos perjudicar afectando a sus derechos de autor pero es claro que hay muchas personas que están siendo perjudicad­as en la base de la economía”.

Por lo que se refiere a la flexibilid­ad, trabajar conciliand­o con la vida familiar o cuando se pueda o quiera, Savino explicaba que todos los trabajador­es la quieren y la realidad es que independie­ntemente del estatus de cada uno se avanza en este terreno.

Savino dice que la experienci­a en la cámara le impide decir cuándo estará la ley lista pero afirmó que se va a trabajar en ella en este periodo de sesiones.l

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