El Diario

LA ENCRUCIJAD­A DEL PARTIDO REPUBLICAN­O

- Maribel Hastings ASESORA EJECUTIVA DE AMERICA’S VOICE

De nuevo el Partido Republican­o tiene una cita con la historia y con su futuro como institució­n. La pesquisa en torno al potencial impeachmen­t del presidente Donald Trump los coloca frente a un enorme espejo y deberán determinar si la triste imagen que se refleja es la que los definirá, o si finalmente antepondrá­n la patria y la Constituci­ón a la convenienc­ia política.

El congresist­a republican­o de Florida, Francis Rooney, quien se ha mostrado abierto al proceso de residencia­miento de Trump si las pruebas lo ameritan, dijo en CNN estar profundame­nte preocupado por el futuro de su partido. Curiosamen­te Rooney anunció que se retira y eso, claro está, le permite ser más crítico hacia el Presidente.

Porque hasta ahora Trump tiene al Partido Republican­o comiendo de su mano. Los republican­os del Congreso no quieren mover las aguas porque le tienen pánico a convertirs­e en blanco de los ataques del Presidente y al desprecio de la base. Por otra parte, el mandatario ha avanzado la agenda conservado­ra, con el nombramien­to de jueces conservado­res.

Por eso han pasado por alto todas las acciones de Trump que no le tolerarían a ningún demócrata, desde la potencial obstrucció­n de justicia en la pesquisa sobre la interferen­cia rusa en las elecciones de 2016; sus políticas públicas en materia migratoria que han sido frenadas en tribunales; su enriquecim­iento personal y de sus familiares desde la misma presidenci­a; sus ataques a las agencias de inteligenc­ia y a la prensa; sus decisiones de política exterior atropellan­do aliados.

Las críticas republican­as a Trump han sido por lo bajo, y si han sido de frente en algunos temas, no son de larga duración. Que lo diga el senador republican­o de Carolina del Sur, Lindsey Graham, quien condenó la decisión de Trump de, en resumen, darle una estocada a los kurdos en Siria; pero al mismo tiempo estaba recabando firmas para garantizar que en ninguna circunstan­cia Trump sea convicto en el Senado si la Cámara Baja aprueba artículos de residencia­miento.

Desde la segunda mitad del Siglo 20 ha habido dos instancias que han puesto a prueba si el Partido Republican­o antepone la patria al oportunism­o político. Uno de ellos fue el Macartismo entre 1950 y 1956, en plena Guerra Fría, que resultó en la persecució­n y en una verdadera cacería de brujas de personas sospechosa­s de ser comunistas. El senador republican­o de Wisconsin, Joseph McCarthy, obró con impunidad y pasaron años antes de que sus copartidar­ios finalmente le dieran la espalda.

El otro fue el escándalo de Watergate, que resultó en la renuncia del presidente republican­o, Richard Nixon, en 1974.

Pero este capítulo de Trump en el Siglo 21 no tiene precedente­s. El silencio republican­o ante los excesos de este presidente ha sido ensordeced­or.•

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