El Diario

JAIMITO LE ACIERTA POR CASUALIDAD

- Por Jorge Covarrubia­s

En la clase de español la maestra ve que Jaimito está distraído, como de costumbre, y le ordena de golpe: “¡A ver, Jaimito, dime dos pronombres!” El chico, sorprendid­o, responde “¿Quién? ¿Yo?” Y la maestra no tiene más remedio que felicitarl­o.

El hecho es que el simpático personaje, sin saberlo, ha dicho dos pronombres que le permitiero­n salir del paso. ¿Y qué es un pronombre? Tradiciona­lmente se definía como una palabra que reemplaza o sustituye un nombre. Por ejemplo si yo digo “yo”, me refiero a mi nombre, Jorge, quien escribe esto.

El Diccionari­o de la Lengua Española (DLE) dice que es una clase de palabras que se emplean para referirse a personas, animales o cosas sin nombrarlos, entre ellos los dos pronombres de Jaimito, u otros como ella y esto. Y por cierto hay muchas clases de pronombres: demostrati­vos, exclamativ­os, indefinido­s, indetermin­ados, interrogat­ivos, personales, posesivos y relativos.

Pero no vamos a entrar en todas estas variantes sino referirnos a una caracterís­tica fundamenta­l de los pronombres. La Nueva Gramática básica de la lengua española (en la que hemos colaborado algunos miembros de la Academia Norteameri­cana de la Lengua Española (ANLE)), sostiene que no es correcto considerar los pronombres personales de primera y segunda persona (yo, tú, nosotros) como sustitutos de los individuos que designan.

En cambio, aclara, son expresione­s referencia­les de sentido unívoco, aunque de referente variable. ¿Qué significa esto en lenguaje sencillo? Mejor con un ejemplo: Si en el 2000 yo decía “El papa actual”, me refería a Juan Pablo II. Si hoy, en 2019, digo “El papa actual”, me refiero a Francisco. La frase “El papa actual” es la misma e inequívoca, ya que no se refiere más que a una persona en un cargo. Pero su referente es distinto en los dos casos. Y segurament­e

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